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Sociedades Democráticas

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Las Sociedades Democráticas en Colombia fueron organizaciones creadas por los artesanos a mediados del siglo XIX para defender sus intereses y luchar por reformas sociales y políticas.

La Sociedad de Artesanos de Bogotá fue fundada en 1847, expresando desde el comienzo el rechazo a la política de libertad de importaciones del gobierno de Tomás Cipriano de Mosquera y al Tratado de Amistad, Navegación y Comercio que firmó con Estados Unidos.[1]​ Al extenderse la organización a otras ciudades, desde 1848 se convirtieron en Sociedades Democráticas, que además de los artesanos abrieron la afiliación a otras personas, e ingresaron intelectuales socialistas, campesinos y militares.[2]​ Para 1849 funcionaban en al menos en 112 ciudades y poblaciones. Había dos tendencias en su interior: los “apolíticos” con Ambrosio López como líder y los “políticos”, socialistas, que lograron elegir como director de la sociedad a Emeterio Heredia.[3]

Origenes

Aunque la historiografía ha hecho enfasis en la influencia de estas sociedades durante las décadas de 1840 y 1850, los origenes de las primeras sociedades de artesanos se remontan a la década de 1820, impulsadas por el entonces presidente Francisco de Paula Santander en su afán de crear una nueva base política.[4]​ La manifestación de las sociedades de artesanos se dió pues en ciclos, siendo la de mediados del sligo XIX el más prolífico.

Este ciclo inició su período de auge a finales de la década del 30. En mayo de 1838 Ignacio Morales fundó en Bogotá la Sociedad Católica y posteriormente, el 10 de julio del mismo año, Lorenzo María Lleras y Juan Nepomuceno Vargas hicieron lo mismo con la Sociedad Democrática Republicana de Agricultores i Labradores Progresistas de la Provincia de Bogotá. En octubre de 1847 fue fundada la Sociedad de Artesanos, de carácter mutualista y pedagógico, que dos años más tarde se transformó en Democrática, y también la Sociedad de Bogotá. Se ha calculado que el número de asociados en su momento de más auge fue de alrededor de 4000 individuos, cuando la capital tenía un total de 25000 habitantes.[4]

El fundamento intelectual de estas sociedades ha sido objeto de debate, autores como Jaime Jaramillo Uribe hablaron de una “etapa romántica" estuvo marcado por la influencia de autores franceses del periodo como Eugène Sue, Victor Hugo y especialmente Alphonse de Lamartine. De acuerdo a Rafael Nuñez haciendo memoria del periodo, hubo una gran difusión de autores socialistas como Louis Blanc y Pierre-Joseph Proudhon. Por ello concluyó que “de 1849 en adelante tuvimos un verdadero alud de utopías y paradojas francesas”. José María Samper menciona al socialista utópico francés Henri de Saint-Simon aunque afirma que en su caso particular se involucró en el movimiento por motivos religiosos, puesto que las teorías políticas las había aprendido en la biblia.[4]

En 1849 el periódico El Alacrán, alineado con el sector político de las Sociedades democráticas, publicó un artículo titulado Comunismo usando términos en boga del socialismo francés como comunismo, proletario y hablando explicitamente de lucha de clase, pero también a los fundamentos cristianos que habían motivado a las sociedades.

Nuestro enemigo es la clase rica, nuestros enemigos reales son los inicuos opresores, los endurecidos monopolistas, los agiotistas protervos. ¿Por qué esta guerra de los ricos contra nosotros? Porque ya han visto que hay quien tome la causa de los oprimidos, de los sacrificados, de los infelices, a cuyo número pertenecemos; porque son acusados por su conciencia de su iniquidad; porque saben que lo que tienen es una usurpación hecha a la clase proletaria y trabajadora, porque temen que se les arrebaten sus tesoros reunidos a fuerza de atroces exacciones y de diarias rapiñas, porque temen verse arrojados de sus opulentos palacios, derribados de sus ricos coches con que insultan la miseria de los que los han elevado allí con sus sudores y su sangre; porque ven que las mayorías pueden abrir los ojos y recobrar por la fuerza lo que se les arrancó por la astucia y la maldad; porque temen que los pueblos desengañados y exacerbados griten al fin como, deben hacerlo y lo harían un día no lejano: ¡abajo los de arriba!; porque saben que el comunismo será y no quieren que sea mientras ellos viven, infames egoístas. Sí, el comunismo será; ¿por qué no había, de serlo? ¿En qué apoyarán sus derechos los expoliadores del género humano? ¿Será por ventura en la justicia? ¡ Irrisión! Pero la palabra comunismo pertenece ya al dominio de las mayorías; la discusión está abierta; de la discusión brotará la verdad; las masas conocerán al fin que unos pocos hombres están gozando solos de los bienes ¡las dichas que el Supremo Creador puso en el mundo para todos! en las masas está la fuerza[4]

El 29 de enero de 1852 se publicó en Bogotá un periódico titulado El Socialista. El amigo del pueblo, en apoyo a José María Obando y al gobierno de José Hilario López. Manifestando sus ideas políticas en un poemaria, nuevamente mezclando el romanticismo francés, el temprano socialismo europeo y una profunda religiosidad católica:

El divino escritor Dumas dijo que

“relijión cristiana sin comunismo, era

un castillo que el aire”. Si, porque el comunismo

encierra en sí mismo, los verdaderos

principios de moralidad cristiana,

hacer bien a todos comunalmente.

El comunismo hace prevenir crímenes

El comunismo reforma las malas costumbres.

El comunismo enseña buenos ejemplos

Debe el hombre social,

Sana moral predicar

El vicio i prostitucion,

Siempre, siempre condenar.

Nosotros somos felices.

Porque sabemos gozar;

A los hombres instruir,

A los necios despreciar[4]

Abolición de la esclavitud

En 1849 las Sociedades Democráticas apoyaron la candidatura presidencial de José Hilario López, comprometiéndolo con un programa de reformas sociales y políticas, parte de las cuales realizó a partir de su elección en marzo de 1849. El 21 de mayo de 1851 fue promulgada la ley de abolición de la esclavitud. Los propietarios de esclavos y conservadores dirigidos por Julio Arboleda, se levantaron en armas contra las nuevas leyes en el Cauca, Antioquia, Cundinamarca y Tolima y desataron la guerra civil de 1851. El gobierno nombró entonces al general José María Obando como general en jefe del Ejército del Sur para enfrentar las tropas de Arboleda que habían tomado Pasto.[5]

Las Sociedades Democráticas se movilizaron para defender las reformas democráticas y garantízaron una respuesta inmediata a la rebelión esclavista. Engrosaron las filas de la Guardia Nacional Auxiliar con numerosos voluntarios de las milicias democráticas. En Popayán, Obando contó con esta fuerza regional, así como con la enviada por los artesanos de Cali para participar en la recuperación de Pasto. Destacamentos de voluntarios de esa Guardia Nacional fueron enviados desde Bogotá a la provincia de Mariquita y a Antioquia, donde también arribaron guardias de Cali.[6]

En Cundinamarca la rebelión conservadora fue dirigida por los hermanos Pastor y Mariano Ospina y para contenerla José Hilario López llamó a José María Melo, coronel integrante de las Sociedades Democráticas y lo ascendió a general, encontrando gran aceptación en la tropa, organizó con los artesanos tres mil voluntarios de las Milicias Democráticas para fortalecer la Guardia Nacional y logró derrotar a los sublevados de Guasca.[7]

Revolución de los artesanos

En 1853, las Sociedades Democráticas apoyaron la candidatura presidencial de José María Obando, quien triunfó y se posesionó el 1 de abril de 1853. Los liberales gólgotas, decididos a frenar a las Sociedades Democráticas, se aliaron con los conservadores y controlaron conjuntamente tanto el Congreso, como las gobernaciones y muchas alcaldías. Aprobaron una nueva constitución que debilitó a los aliados de los artesanos, el presidente y el ejército nacional y le dio el mayor poder a las provincias, base de apoyo del Congreso y fortaleció la libertad de importaciones. Los enfrentamientos con los sectores conservadores y de la élite se multiplicaron y frecuentemente en las calles chocaban “cachacos” aristócratas con “guaches” de la plebe urbana.[3]

En medio del creciente descontento de los artesanos, en enero de 1854 se constituyó la Junta Central Democrática, presidida por Francisco Antonio Obregón,[8]​ para coordinar la movilización de todas las Sociedades Democráticas del país.[9]​​ Miguel León y Emeterio Heredia se encargaron de preparar una milicia de 800 artesanos. El 2 de marzo de 1854, propusieron un conjunto de proyectos de ley en pro de la defensa del trabajo de los artesanos, para fundar un banco nacional de fomento de la industria y para crear un Taller Nacional, propuesta esta última que recordaba las ideas de Louis Blanc. El Congreso rechazó estos proyectos.[3]

El 17 de abril de 1854 los artesanos movilizados y organizados en milicias le exigieron a Obando cerrar el Congreso, ante las conductas de los representantes en la parte legislativa y convertirse en dictador popular. Obando prefirió renunciar y las Sociedades Democráticas le dieron detención domiciliaria y luego le ofrecieron la presidencia a Melo quien era para entonces comandante de las Fuerzas Armadas de Cundinamarca y uno de los integrantes de la Junta Central Democrática.

Se formó un gobierno provisional con Melo como jefe supremo y Obregón como Secretario General y con la misión de convocar a una Asamblea Constituyente. Liberales "gólgotas" y conservadores se unieron contra el gobierno provisional y comenzaron una guerra civil. Con la participación de las Sociedades Democráticas organizó sus fuerzas en el llamado "Ejército Regenerador", convocando al servicio a todos civiles integrantes de la Guardia Nacional Auxiliar y a los veteranos que habían combatido en la guerra civil de 1851. A mediados de mayo ya había duplicado el número de sus tropas.[10][11]

El "Ejército Regenerador" venció en Zipaquirá y Tiquiza, pero los "constitucionalistas" vencieron a los artesanos en Cali y derrotaron al ejército en Pamplona y Guaduas, mientras recibían refuerzos y armas desde Barranquilla, a través del río Magdalena. Melo permaneció en el poder durante ocho meses, pero finalmente las tropas "constitucionalistas" de Pedro Alcántara Herrán, Tomás Cipriano de Mosquera, Julio Arboleda y José Hilario López, ubicadas al norte y sur del país se unieron y rodearon a las tropas de los artesanos que defendían Bogotá.[12]​ Estos últimos presentaron una resistencia tenaz durante el asalto final a la capital, razón por la cual el partido vencedor desterró a centenares de artesanos a la zona aledaña al río Chagres en Panamá, la mayoría de los cuales fallecieron durante el viaje a pie.[13]

Pico de Oro

En algunas ciudades las Sociedades de Artesanos subsistieron o se reconstruyeron. La que llegó a adquirir mayor presencia política fue la Sociedad de los Pico de Oro, de Bucaramanga, conformada en 1864, que se enfrentó con la élite de la ciudad agrúpada en el Club de Soto y a sus aliados comerciantes y concesionarios alemanes. En 1879 el gobernador de la provincia de Soto, Pedro Rodríguez, así como el Alcalde |del cantón de Bucaramanga, Pedro Collazos Puyana, pertenecían a los Pico de Oro. Los choques violentos de ese año con la élite y sus aliados alemanes, llevaron a que el artículo 47 de la constitución de 1886 prohibiera las “juntas políticas de carácter permanente”, una clara alusión a las Democráticas.[7]​​

Referencias

  1. Jaramillo Uribe, Jaime (1976). «Las sociedades democráticas de artesanos y la coyuntura política y social colombiana de 1848». Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura 8: 5-18. 
  2. Sowell, David (1999). «La Sociedad Democrática de Artesanos de Bogotá, 1847- 1854». En Germán Mejía, ed. Colombia en el siglo XIX. Bogotá: Planeta. pp. 189 a 216 (187, 195). 
  3. a b c Rueda Enciso, José Eduardo (2015). «Guaches vs. Cachacos: la sociedad democrática en Bogotá, 1845-1876». Historia y Espacio 11 (44): 1-35. 
  4. a b c d e Urrego, Miguel Ángel (Marzo de 2019). «Un fantasma recorre los Andes colombianos: socialismo y comunismo en el siglo XIX». Archivos de historia del movimiento obrero y la izquierda: 33-52. Consultado el 28 de septiembre de 2023. 
  5. Loaiza Cano, Gilberto (2011). Sociabilidad, religión y política en la definición de la nación Colombia, 1820-1886. Bogotá: Universidad Externado de Colombia. 
  6. Jurado Jurado, Juan Carlos (2011). «La participación del pueblo liberal en la guerra civil de 1851: La ciudadanía en armas». Análisis Político (Bogotá: Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales (IEPRI), Universidad Nacional de Colombia) 24 (71): 3-28. ISSN 0121-4705. 
  7. a b Gaviria Liévano, Enrique. El liberalismo y la insurrección de los artesanos contra el librecambio. Bogotá: Universidad Jorge Tadeo Lozano. pp. 164-165, 191-212. ISBN 958-9029-49-3. 
  8. «Francisco Antonio Obregón Muñoz». Gran Enciclopedia de Colombia del Círculo de Lectores. Biografías. Consultado el 23 de noviembre de 2021. 
  9. Fals Borda, Orlando (1981). «Con el general Melo. la contrarrevolución». Historia doble de la Costa. II El presidente Nieto. Bogotá: Valencia Editores. pp. 117A-119A. ISBN 84-8277-0322. 
  10. Restrepo, José Manuel (1954) Diario político y militar Bogotá: Imprenta nacional, páginas: 391, 394.
  11. Suaza Duarte, Fausto Andrés (2015). El proyecto del Gobierno Provisional de 1854 (Tesis de Grado de Historia). Rigoberto Rueda Santos (orientador). Bogotá: Universidad Javeriana. 
  12. Cardona, Christopher Michael (2008). Soldiers, and Cops: Colombia's "La Violencia" in Comparative Perspective]. Berkeley: University of California. p. 93. 
  13. Vargas Martínez, Gustavo (1991). «El asesinato de José María Melo en 1860». Credencial Historia 14.