Invasiones inglesas
Invasión Inglesa es el nombre con que se designa al intento británico de ocupar militarmente el Río de la Plata, en Argentina. Este intento se produjo en el contexto de la expansión colonial del imperio británico. La resistencia del pueblo y su activa participación para la defensa y reconquista es considerado un antecedente de la causa emancipadora.
Primera Invasión Inglesa
El 27 de junio de 1806 una fuerza de 1.600 soldados británicos comandados por el general William Carr Beresford, desembarcaron en Quilmes y ocuparon la ciudad de Buenos Aires.
El virrey Marqués Rafael de Sobremonte huyó a Córdoba intentando conservar el tesoro de la ciudad, que le fue incautado por los ingleses a la salida de la ciudad.
Una de las primeras medidas que tomó el gral. Beresford fue decretar la libertad de comercio y de reducción de aranceles, lo que provocó la oposición de los comerciantes beneficiados por el monopolio español, que incrementaron su apoyo a la resistencia.
El marino francés Santiago de Liniers, bajo servicio de la corona española, organizó la reconquista de Buenos Aires desde Montevideo, con la ayuda de Ruiz Huidobro, quien era el gobernador de dicha ciudad. También fue muy activa la participación de Juan Martín de Pueyrredón, jefe de milicias urbanas.
El 12 de agosto de 1806 avanzó sobre la ciudad y provocó la rendición de Bereford, por lo que, dos días más tarde, el Cabildo lo nombró jefe militar y político de la ciudad.
Creación de Milicias
Ante la posibilidad de una nueva invasión, se formaron milicias integradas por españoles y criollos. Entre estas milicias se encontraban: los Patricios, Arribeños, Húsares de Pueyrredón, Pardos y Morenos. La creación de estas fuerzas locales causó desconfianza en la elite española.
Segunda Invasión Inglesa
Luego del fracaso de Beresford, el teniente general John Whitelocke, fue nombrado comandante de las fuerzas británicas en el Río de la Plata. Casi un año más tarde de la reconquista, por parte de las tropas comandadas por Liniers, el 27 de junio de 1807, los ingleses retornaron al Río de la Plata con una fuerza de 11.000 hombres, previa ocupación de Montevideo.
El alcalde de Buenos Aires, Martín de Alzaga organizó la defensa de la ciudad, cavando pozos y trincheras, fortificando algunos edificios y levantando barricadas, esto contando con un gran apoyo popular.
Whitelocke subestimó la importancia de la lucha callejera, mediante la cual los vecinos de Buenos Aires superaron la disciplina de las tropas británicas.
El 6 de julio de 1807 se libró la batalla en las calles y, tras una encarnizada lucha, el general Whitelocke comunicó la aceptación de la capitulación propuesta por Liniers, quien sería más tarde nombrado virrey por la Corona española.