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David Alfaro Siqueiros

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David Alfaro Siqueiros
Información personal
Nombre de nacimiento José de Jesús Alfaro Siqueiros Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacimiento 29 de diciembre de 1896 Ver y modificar los datos en Wikidata
Oporto (Portugal) Ver y modificar los datos en Wikidata
Fallecimiento 6 de enero de 1974 Ver y modificar los datos en Wikidata
Cuernavaca (Morelos, México) Ver y modificar los datos en Wikidata
Sepultura Rotonda de las Personas Ilustres Ver y modificar los datos en Wikidata
Nacionalidad MéxicoMéxico
Familia
Cónyuge
Educación
Educado en
Información profesional
Ocupación Pintor, profesor universitario, militar, grabador y pintor al fresco Ver y modificar los datos en Wikidata
Área Pintura Ver y modificar los datos en Wikidata
Empleador Universidad del Sur de California Ver y modificar los datos en Wikidata
Estudiantes Luis Arenal Bastar, Guillermo Ceniceros, Mario Orozco Rivera, Ernesto Ríos y Electa Arenal Ver y modificar los datos en Wikidata
Movimiento Realismo - Muralismo
Género Gráficos Ver y modificar los datos en Wikidata
Obras notables Polyforum Cultural Siqueiros Ver y modificar los datos en Wikidata
Rama militar Ejército Constitucionalista Ver y modificar los datos en Wikidata
Conflictos Revolución Mexicana y Guerra civil española Ver y modificar los datos en Wikidata
Partido político Partido Comunista Mexicano (desde 1922) Ver y modificar los datos en Wikidata
Distinciones

José de Jesús Alfaro Siqueiros[1]​ (Ciudad de México; 29 de diciembre de 1896Cuernavaca; 6 de enero de 1974) fue un pintor y militar mexicano. Es considerado uno de los tres exponentes del muralismo mexicano junto con Diego Rivera y José Clemente Orozco.

Infancia y adolescencia

Siqueiros nació en la Ciudad de México[2]​ en 1896. Su padre era el abogado Cipriano Alfaro y su madre Teresa Siqueiros. Su padre lo llevó a vivir a Irapuato, Guanajuato, donde realizó sus primeros estudios bajo la vigilancia de sus abuelos Antonio y Eusebia Alfaro, quiénes dejaron honda huella en su formación. Al morir su abuela, Siqueiros y sus hermanos se mudaron a la Ciudad de México donde fueron internados en escuelas maristas. Más tarde, en 1911 ingresó a la Escuela Nacional Preparatoria y por las noches asistía a la Academia de San Carlos. En 1911, cuando sólo tenía quince años de edad, Siqueiros se vio involucrado en una huelga estudiantil en la Academia de San Carlos de Bellas Artes que protestaba contra el método de enseñanza de la escuela y urgía la destitución del director. Sus protestas con el tiempo llevaron al establecimiento de una «academia al aire libre» en Santa Anita.[3]

Juventud artística y primeros trabajos

Archivo:Mural pbm.jpg
Del porfirismo a la Revolución

A los dieciocho años de edad, Siqueiros y varios de sus colegas de la Escuela de Bellas Artes, se unieron al Ejército Constitucional de Carranza luchando contra el gobierno de Huerta. Cuando Huerta cayó en 1914, Siqueiros se afianzó en la lucha interna «post-revolucionaria», pues el Ejército Constitucional tuvo que combatir las facciones políticas de Pancho Villa y Emiliano Zapata por el control.[3]​ Sus viajes militares por todo el país le expusieron a la cultura mexicana y las crudas luchas cotidianas de los trabajadores y los campesinos pobres. Después de que las fuerzas de Carranza tomaran el control, Siqueiros regresó brevemente a Ciudad de México para pintar antes de viajar a Europa en 1919. Primero en París, absorbió la influencia del cubismo, intrigado en particular con Cézanne y el uso de grandes bloques de color intenso. Estando allí, conoció a Diego Rivera, otro pintor mexicano de «los tres grandes» justo al comienzo de una carrera legendaria en el muralismo, y viajó con él por Italia estudiando a los grandes pintores al fresco del Renacimiento.[3]

Aunque muchos han señalado que la carrera artística de Siqueiros se vio con frecuencia «interrumpida» por la política, el propio Siqueiros creía que las dos estaban inextricablemente unidas. En 1921 Siqueiros publicó en Barcelona, España la revista "Vida Americana" donde publicó un manifiesto titulado "Tres llamados a los artistas plásticos de América" en el que escribe sobre las propuestas artísticas que tenía pensadas y que creía convenientes para América. Para entonces, Siqueiros ya había estado expuesto al marxismo y visto la vida cotidiana de los pobres. En Una nueva dirección para la nueva generación de pintores y escultores americanos pidió una «renovación espiritual» al tiempo que el regreso de las virtudes de la pintura clásica mientras infundía este estilo con «nuevos valores» que reconocían la «máquina moderna» y los «aspectos contemporáneos de la vida cotidiana».[4]​ El manifiesto también reivindicaba que un «espíritu constructivo» es esencial para un arte con sentido, que se alza por encima de la mera decoración o temas falsos o fantásticos. A través de este estilo, Siqueiros tenía la esperanza de crear un estilo que enlazara el arte nacional con el universal. En su obra así como en su escritura, Siqueiros buscaba un realismo social que aclamara a los pueblos proletarios de México y el mundo al mismo tiempo que evitaba los clichés del «primitivismo» y el «indianismo» a la moda.[4]

En 1922, Siqueiros regresó a Ciudad de México para trabajar como muralista para el gobierno revolucionario de Obregón. El entonces Secretario de Educación Pública, José Vasconcelos, se impuso la misión de educar a las masas a través del arte público y contrató a decenas de artistas y escritores para erigir una cultura mexicana moderna. Siqueiros, Rivera y José Orozco trabajaron juntos con Vasconcelos, quien apoyó el movimiento muralista encargándoles murales para edificios destacados en Ciudad de México. Aún así, los artistas trabajando en la Preparatoria se dieron cuenta de que muchas de sus primeras obras carecían de la naturaleza «pública» visionada en su ideología. En 1923 Siqueiros ayudó a fundar el Sindicato de Pintores, Escultores y Grabadores Mexicanos Revolucionarios, que afrontaba el problema de amplio acceso público a través del periódico sindical, El Machete. Ese año, el periódico publicó -«para los proletarios del mundo»- un manifiesto, que Siqueiros ayudó a redactar, sobre la necesidad de un arte «colectivo», que serviría como «propaganda ideológica» para educar a las masas y derrotar a los burgueses, a los individualistas, etcétera.

Poco después, Siqueiros pintó su famoso mural Entierro de un trabajador (1923) en el hueco de la escalera del Colegio Chico. El fresco representa a mujeres indígenas lamentándose sobre un ataúd, decorado con una hoz y un martillo.[5]​ Pero conforme el sindicato se fue haciendo más crítico con el gobierno revolucionario, que no había instituido las reformas prometidas, sus miembros se enfrentaron a nuevas amenazas de ver cortados los fondos que financiaban su arte y el periódico. Se produjo una disputa interna en el sindicato sobre si dejar de publicar El Machete o perder el apoyo financiero a los murales, lo que dejó a Siqueiros en primer plano, pues Rivera abandonó en protesta por la decisión de mantener la política por encima de las oportunidades artísticas. A pesar de ser despedido de su puesto «docente» bajo el Departamento de Educación en 1925, Siqueiros permaneció hondamente implicado en actividades laborales, en el sindicato así como en el Partido Comunista Mexicano, hasta que fue encarcelado y con el tiempo padeció el exilio a principios de los años 1930.[3]

Mural de David Alfaro Siqueiros en el Tecpan

A principios de los años treinta, incluyendo el tiempo que pasó en la prisión mexicana de Lecumberri, Siqueiros produjo una serie de litografías de tema político, muchas de las cuales se expusieron en los Estados Unidos. Su litografía Cabeza se mostró en la exposición de 1930 «Artistas mexicanos y artistas de la escuela mexicana» en los estudios Delphic de Nueva York.[6]​ En 1932, celebró una exposición y conferencia titulada «Rectificaciones sobre el muralismo mexicano» en la galería del casino español en Taxco, México.[3]​ Poco después, viajó a Nueva York, donde participó en la exposición de la galería Weyhe titulada «Arte gráfico mexicano». Con un grupo de estudiantes, también completó un mural, conocido a veces como América tropical, en 1932 en la Sala Italiana de Olvera Street en Los Ángeles[4]​ Otros murales pintados en 1932 en Los Ángeles fueron Mitín en la Calle y Retrato actual de la Ciudad de México. Al año siguiente, en la Argentina realiza un mural Ejercicio Plástico en el sótano de Natalio Botana, director del mítico diario argentino Crítica en el cual Siqueiros fue columnista durante más de un año.

De regreso a Nueva York en 1936, fue invitado de honor de la exposición de Arte Contemporáneo en la galería St. Regis gallery. Allí también llevó un taller de arte político en preparación de la Huelga General de 1936 por la Paz y desfile del May Day. El joven Jackson Pollock acudió al taller y ayudó a construir carrozas para el desfile. Otro de sus pupilos en talleres experimentales fue Óscar Quiñones. Siguió produciendo varias obras a lo largo del final de los años treinta, como Eco de un grito (1937) y El suspiro (El sollozo) (1939), ambos actualmente en el MoMA de Nueva York – Siqueiros también llevó a cabo una serie de talleres de arte experimentales para estudiantes estadounidenses.

Anarquía y rebelión

Madurez artística

Mural en San Miguel Allende

Debido al atentado contra León Trotsky, se exilió en Chile durante 1941. En Chillán pintó "Muerte al invasor". En 1944 emigró a Cuba donde pintó "Alegoría de la igualdad racial en Cuba".

En 1946 Siqueiros regresa a la Ciudad de México y pinta en la ex aduana de Santo Domingo, hoy Secretaria de Educación Pública su mural "Patricios y Patricidas". En su casa realizó el mural "Cuauhtémoc contra el mito" y más tarde pintó en el Palacio de Bellas Artes el tríptico "Nueva Democracia" En 1947 realizó el famoso lienzo titulado "Nuestra imagen actual".

Al año siguiente, en 1948 Siqueiros inició un taller de muralismo en la Escuela de Bellas Artes de Guanajuato en San Miguel de Allende. Ahí inició un mural a Miguel Allende el cual dejó inacabado debido al cierre de la escuela y la falta de recursos.

En 1952 iniciaría el proyecto de los murales en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el cual se compondría por 3 "escultopinturas". De estos 3 murales sólo se terminó uno: "El pueblo a la Universidad y la Universidad al pueblo" el cual fue inaugurado en 1956.

En 1960 terminó el mural en el Castillo de Chapultepec titulado "Del Porfirismo a la Revolución". Ese año, el 9 de agosto es perseguido, aprehendido y acusado de disolución social dado que Siqueiros era el presidente del "Comité de Presos Políticos y la Defensa de Libertades Democráticas". Es encarcelado 4 años en la prisión de Lecumberri. Durante esa estancia, Siqueiros realizaría numerosos bocetos para el proyecto de la decoración del Hotel "Casino de la Selva", propiedad de Manuel Suárez y Suárez.

El 13 de julio de 1964, Siqueiros sale de la prisión y reúne un equipo de artistas nacionales e internacionales para realizar el mural que decoraría la Sala de Convenciones del Hotel Casino de la Selva.

En 1966 recibe el Premio Lenin de la Paz y el proyecto es reubicado a la Ciudad de México y así se crea el Polyforum Cultural Siqueiros. Realiza diversos viajes promocionales a Europa. En 1968 termina el mural "La historia del teatro" en la Asociación Nacional de Actores (ANDA).

Finalmente, el mural "La Marcha de la Humanidad" es inaugurado el 15 de diciembre de 1971 por el presidente Luis Echeverría Álvarez.

David Alfaro Siqueiros falleció en Cuernavaca, Morelos, el 6 de enero de 1974. Su cuerpo fue inhumado en la Rotonda de los Hombres Ilustres. Días antes de su muerte, Siqueiros donó su casa en Polanco al pueblo de México que, desde 1969, la había dedicado a Salas de Arte Público y al Museo de Composición de Pintura Mural.

Su pérdida causó un profundo pesar en aquellos artistas latinoamericanos que se identificaron con su arte social, entre ellos, el Dr. Teodoro Núñez Ureta: "La muerte de Siqueiros nos detiene de golpe en medio de la calle. Nos sorprende a todos. No importa que hasta ese día muchos no supieran de él ni de sus sueños. ¿Siqueiros? Siqueiros. Desde la calle hacemos un recuento. Años malos estos. Primero Matisse, luego Picasso, Casals, Neruda. Y ahora Siqueiros. Vemos que todos ellos alcanzaron los 70, los 90 años. Que todos son ejemplos gloriosos de la cultura que aún estamos viviendo. Viejos geniales que parecerían estar de acuerdo para morirse juntos. Y de pronto comprendemos que no es por casualidad que así sucede. Estos hombres, durante 70, 90 años fueron actores principales del último drama. Y el drama ha terminado..."

Obra

Su obra se enmarca en el grupo de pintores y muralistas mexicanos, junto a Diego Rivera y José Clemente Orozco. Estos muralistas expresionistas mexicanos anticiparon las tendencias neorrepresentativas o neoicónicas que se dieron hacia 1960.

Sus frescos en exteriores se dedicaron a temas revolucionarios y sociales, para inspirar a las clases bajas.

Estilo

Su forma de pintar es esquemática. Siqueiros intentaba encontrar un dinamismo en la figura para crear movimiento. Siempre buscaba teorías para experimentar en ellas.

Una de las formas en las que Siqueiros creaba movimiento era pintar con diversas lineas, a modo de boceto. Normalmente, estos trazos son negros y gruesos.

En el Porfirismo a la Revolución, Siqueiros puso a prueba una de sus teorías donde tuvo que pintar a los guerrilleros en una pared transversal de modo que desde el centro, se viera un grupo como si solo fuese una pared y no tres.

Son pinturas llenas de color, representan figuras con emociones intensas, como en El martírio de Cuauhtémoc.

Murales

Mural "Las fechas de la historia" en la Universidad Nacional Autónoma de México.

El edificio Tecpan aloja actualmente el mural "Cuauhtémoc contra el mito" de 1944. Esta constituye la primera obra plástica mixta del autor en la que combina pinturas modernas y soportes de madera, masonite además de esculturas hechas por Luis Arenal. A través de la perspectiva tridimensional Siqueiros intenta recrear el movimiento de las figuras. A la derecha y en primer plano está Cuauhtémoc enpuñando las armas oponiéndose a la destrucción de su civilización a manos de los conquistadores españoles, estos últimos son interpretados como centauros cuyas fuerzas son la religión y las armas de fuego (arriba e izquierda). Debajo de las patas del caballo está la cabeza de un indigena decapitado y de frente aparece Quetzalcóatl como símbolo de desarrollo milenario del México prehispánico. Al centro, Moctezuma II implora desconcertado a los dioses que le expliquen por que el supuesto regreso de Quetzalcóatl (en la figura de Córtes) implicó la caída de su imperio, apreciándose al fondo los templos incendiados.

Referencias

  1. Aclaraciones de Raquel Tibol a nota sobre Siqueiros La Jornada, 21 de julio de 2008.
  2. El verdadero Origen de Siqueiros; lo que hay de cierto tras el mito del Coronelazo Gente sur, 15 de octubre de 2005.
  3. a b c d e Philip Stein, Siqueiros (New York: International Publishers, 1994), 14-16.
  4. a b c David Alfaro Siqueiros (trad. al inglés por Sylvia Calles), Art and Revolution (Londres: Lawrence and Wishart, 1975), 21. Error en la cita: Etiqueta <ref> no válida; el nombre «Siqueiros» está definido varias veces con contenidos diferentes
  5. Laurance P. Hurlburt, The Mexican Muralists in the United States (Albuquerque, N.M.: University of New Mexico Press, 1989), 203.
  6. Ruth Green Harris, “Art That Is Now Being Shown In the Galleries,” The New York Times, 7 Dec. 1930.
  7. Abierto, atentado contra Trotsky CNN Expansión, 27 de Junio de 2007.

Bibliografía

  • Azcárate Ristori y otros, Historia del Arte, Ediciones Anaya, S.A., Madrid, 1986. ISBN 84-207-1408-9

Véase también

Enlaces externos