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Representación del siglo IX.

Vikingo es el nombre dado a los miembros de un grupo étnico originario de Escandinavia, de los países nórdicos, que vivió entre los años 789 y 1100. Fueron descendientes de un pueblo de origen germánico que se estableció en la península escandinava hacia el año 2000 a. C.

Sus ataques y su aparición en la escena política europea comenzaron con el saqueo del monasterio de Lindisfarne (793) en el norte de Gran Bretaña, al que pronto siguieron ataques a otros monasterios. Los anales y crónicas de los dos siglos siguientes están repletos de relatos aterradores. En grupos más o menos numerosos, los vikingos atacaron con sus barcos las costas europeas, remontaron los ríos de Francia, Alemania y Rusia, conquistaron gran parte del territorio de los pueblos eslavos de la antigua Rusia, las islas británicas Irlanda e Inglaterra y asolaron el Mediterráneo.

Su actuar violento aterrorizó a las antiguas comunidades que, aunque acostumbradas a la guerra, no tenían forma de prever cuándo habría una incursión. Estos ataques influyeron de forma indirecta en la creación de un período de inestabilidad que favoreció la descentralización política del feudalismo.

Durante los siglos siguientes, los vikingos tuvieron gran influencia en la historia europea: en las Islas Británicas gobernaron durante muchos años hasta ser finalmente conquistadas por los normandos, descendientes de vikingos; en Rusia contribuyeron a la formación del estado ruso; en Francia terminaron recibiendo como feudo la región de Normandía; en Italia fundaron el reino normando de Sicilia e incluso llegaron a influir con sus incursiones en el Califato de Córdoba y en el Imperio bizantino.

El último reducto hostil lo representaba el rey Harald el Despiadado, que murió en la Batalla del puente Stamford en el año 1066 cuando intentaba tomar posesión del territorio de Inglaterra.

La Era vikinga terminó en 1100, año en que finalizan las incursiones vikingas.

Origen del término

Recreación histórica moderna de un desembarco vikingo.

El origen de la palabra es discutido. Algunos proponen que se encuentra en la palabra wik, que significa ‘hombres del norte’ u ‘hombres del mar’, y que posteriormente cambió a vik (aun cuando algunos eruditos han sugerido que la palabra proviene del sajón wic, un campamento militar). Otros sostienen que viene de la frase vik in, que significa ‘bahía adentro’, refiriéndose así a sus desembarcos. Otros sugieren que procede de la región geográfica de Vik, Noruega. Otros de vig (una batalla, aunque es improbable por motivos fonológicos), o de vijka, que significa mover o desviarse, haciendo de un vikingo ‘el que da un rodeo o se desvía’. En las fuentes escritas escandinavas, se llamaba viking a los viajes que organizaban para saquear regiones vecinas de forma estacional. Al que participaba en tal saqueo era realmente llamado vikingr. Existen más teorías, algunas bastante improbables.

Este nombre fue, sin embargo, poco usado fuera de Escandinavia. Son frecuentes las formas varegos (del mar Varego o mar Báltico) y nordmanni (normandos, literalmente ‘hombres del norte’), de origen franco. Mientras los cronistas alemanes los describen como ascomanni, ‘hombres del fresno’, una descripción que puede deberse a alguna de estas dos teorías: El hecho de que el árbol sagrado de los vikingos, Yggdrasil, es un fresno. O también que el primer hombre, Ask, fue creado por Odín y sus hermanos, Vili y Ve, a partir de un tronco de fresno que encontraron (La primera mujer, Embla, fue creada a partir de un tronco de olmo). Las fuentes musulmanas hispanas se refieren a ellos como mayus (literalmente, ‘magos’, nombre dado a los sacerdotes mazdeístas y utilizado por extensión para referirse a los paganos); las fuentes eslavas, como Rus (posiblemente del nombre finés para Suecia Ruotsi), y las bizantinas, como Rhos (del adjetivo griego para rojo, por su complexión rubicunda) o Varangoi (probablemente del antiguo noruego Var, voto, que describe una banda de hombres que habían jurado fidelidad entre sí).

Estos nombres se usaban indistintamente para todas las naciones escandinavas, fueran noruegos, suecos o daneses. Por ejemplo, Adam de Bremen, en un escrito en torno a 1075, se refiere a «los daneses y los suecos y otras gentes más allá de Dinamarca (noruegos) llamados escandinavos». Por lo tanto, cuando las crónicas hacen referencia repetidamente a Dene o Dani, no debería asumirse que los vikingos en cuestión provenían necesariamente de Dinamarca. Sólo los irlandeses, que los llamaban Lochlannach (gente del norte) o Gaill (forasteros o extranjeros), intentaron realmente distinguir entre noruegos (Finn-gaill, extranjeros blancos) y daneses (Dubh-gaill, extranjeros negros).

Origen y pueblos vikingos

Mapa de Escandinavia y el norte de Europa

Pertenecían étnicamente a la familia de los pueblos germanos y su lengua y cultura eran germánicas, como las de todos los pueblos escandinavos. Los primeros monjes cristianos germanos asociaron a este pueblo con el nieto de Noé e hijo mayor de Jafet llamado Gomer (y su pueblo, los cimerios). Esta comunidad lingüística y cultural de toda el área escandinava ha de tenerse en cuenta a la hora de profundizar en el conocimiento del espíritu que llevaban estos pueblos.

Estos pueblos, al igual que los griegos, habitaban una geografía muy segmentada que —junto al clima y los animales carnívoros— hacía muy difícil la comunicación por tierra, lo que les obligó a navegar. El mar se convertiría en su principal medio de comunicación.

Pueden distinguirse tres grupos de vikingos:

  • Daneses: al principio tenían una organización militar muy fuerte, realizaron incursiones piratas rápidas, cuyo único fin era el botín. Era también el pueblo más numeroso de los tres. Habitaban en las penínsulas de Jutlandia y Escania, aparte de las islas que separan al mar Báltico del mar del Norte entre ambas penínsulas. Esto les daba una gran ventaja estratégica que les permitía dominar las rutas de comercio, al igual que Constantinopla.
    En Dinamarca se han hallado restos de fortificaciones, de fines del período de apogeo vikingo, donde podía concentrarse gran número de tropas. Las fortificaciones tienen forma circular y están divididas en cuatro cuadrantes, con edificios en cuadro en cada uno de ellos. Los recintos fortificados están concebidos con una precisión que atestigua gran sentido del sistema y del orden por parte de los jefes vikingos, y también que, en el séquito del rey danés, había gente con profundos conocimientos de geometría. Un ejemplo de este tipo de asentamientos es la antigua Haithabu.
  • Noruegos: empezaron surcando los mares y ríos con fines pacíficos, que posteriormente cambiarían por incursiones a mayor escala que las de los daneses, con fines de conquista. Se les conocía por ser muy buenos navegantes y fue también en Noruega donde se conservó mejor la tradición naval.
    Cabe señalar que los noruegos controlaron el mar del Norte, recorrieron el océano Atlántico y llegaron incluso a competir con la influencia árabe del mar Mediterráneo, surcando grandes ríos al igual que los suecos. Los noruegos colonizaron Islandia, Groenlandia y Vinlandia.
  • Suecos: realizaron grandes viajes a través de los mares entre los siglos VIII y XI. Recorrieron toda la Europa septentrional y meridional, fundando la nueva nación que hoy se conoce como Rusia. Se piensa que pueden haber llegado incluso a tierras budistas, pues entre algunos tesoros vikingos enterrados en Suecia se han encontrado una estatua de Buda y objetos del Lejano Oriente.

Expansión

Mapa mostrando las zonas de asentamiento vikingas:      Siglo VIII      Siglo IX      Siglo X      Siglo XI      Área de influencia de las incursiones vikingas

Es un misterio por qué estos pueblos nórdicos se lanzaron a la expansión, en busca de tierras que conquistar o colonizar a partir del siglo VIII.

Una teoría bastante común sugiere que Escandinavia podría haber sufrido una etapa de superpoblación. La generalización de una agricultura mucho más eficiente en los tiempos precedentes habría permitido a la población dispararse, con la consiguiente presión demográfica por nuevas tierras. Esto, en un pueblo costero con una avanzada navegación, supondría una era de expansión a través de los mares. Aunque casi todas las explicaciones toman como base esta teoría, pues se hace difícil imaginar una extensión semejante sin una presión por nuevas tierras, generalmente se la considera como parte de una explicación mayor. La principal objeción a esta teoría es la falta de pruebas de tal aumento demográfico y la falta de argumentos para las incursiones y saqueos. Además, las tierras nórdicas, aunque duras, disponían y disponen de amplias zonas sin habitar que no parecen haber sido ocupadas.

Otra argumentación bastante usada es que los vikingos se aprovecharon de la debilidad de las regiones que atacaban y ocupaban. Así, la época de grandes ataques coincide con la fractura del Imperio Carolingio y la división británica.

Se considera también que el declive de las antiguas rutas comerciales puede haber sido un factor decisivo. Desde la caída del Imperio Romano en 476, los intercambios comerciales en Europa no hicieron más que disminuir, y la unidad política y de mercado se rompió. Así, los vikingos tuvieron una gran ocasión como comerciantes: cambiaban las pieles y esclavos de su tierra por plata y especias árabes, que usaban para comerciar y comprar armas a los francos, ocupando un puesto vacío de intermediarios.

Otro factor importante fue la destrucción del poder naval frisio por los francos, que dejó a los vikingos sin rivales en el Atlántico Occidental, dándoles la oportunidad de ocupar su antigua zona de influencia. A este hecho se suma también el avance en las mejoras técnicas navales de los vikingos. Por ejemplo, sus embarcaciones tenían poco calado, lo cual les permitía navegar por ríos poco profundos, adentrándose tierra adentro por vías fluviales. Construyeron barcos de unos 20-25 metros de eslora por 3-6 metros de manga, con una capacidad de entre 40 y 100 personas, pero siempre manteniendo una maniobrabilidad y ligereza que les daba ventaja en cualquier situación. Desarrollaron además la orientación astronómica.

Otra de las causas parece responder a un factor político. Según se cree, en los años precedentes a la expansión, en Escandinavia se sucedieron una serie movimientos de unificación. Las tribus o grupos que quedaban fuera de estos movimientos debían buscar nuevas zonas de asentamiento.

Sin embargo, estas últimas hipótesis explican más bien cómo pudieron extenderse, aunque no el porqué.

La Era Vikinga: el terror del norte

Los contactos entre los países nórdicos y el resto de Europa venían de hace tiempo. Los hérulos, por ejemplo, fueron unos claros predecesores de los futuros vikingos, ya que también procedían de Escandinavia y efectuaron algunas expediciones de saqueo a lo largo de las costa atlántica de Europa a bordo de embarcaciones. Los hallazgos arqueológicos muestran que el comercio y la influencia datan de varios milenios a. C. No obstante, los países escandinavos constituían un remoto rincón de poca importancia política y económica para el resto de Europa.

Sus ataques y su aparición en la escena política europea comenzaron con el saqueo del monasterio de Lindisfarne en 793. Los monasterios, que acumulaban amplias posesiones, alimentos y cobijo, son objetivo de sus siguientes ataques, que se producen con gran facilidad y rapidez (al fin y al cabo, los monjes no podían defenderse). En 794, son saqueados el monasterio de la isla escocesa de Iona, los monasterios de Jarrow y Monkwearmouth en la costa inglesa y el monasterio de Inishboffin en Irlanda. Dichos ataques se repetirían en los años siguientes, azotando la zona. No obstante, hay que tener en cuenta que la mayoría de fuentes de esa época fueron redactadas por los pueblos atacados, por lo que es posible que muchos de los datos estén exagerados. De hecho, los ataques fueron vistos en muchos casos como herejías por los monjes de los monasterios, ya que suponían un ataque directo a Dios.

En 799, los vikingos se empiezan a aventurar lejos de esa zona y arriban por primera vez a la costa francesa en Bretaña. El estuario del Loira y las islas de la región fueron víctimas de las razias vikingas. En el 820, ya una flota de 13 navíos ataca por el Sena. En 834 se tienen noticias de sus primeros ataques a los Países Bajos.

En las Islas Británicas y el Canal de la Mancha, el paso del tiempo sólo incrementó el número de ataques, su fuerza y su alcance. En 840, se tiene constancia de su primer campamento invernal en Irlanda, donde, para protegerse de los daneses, los jefes locales se alían con los noruegos, que desde 853 pasan a controlar Irlanda. En 850, hibernan también en Inglaterra, donde fundan en 866 un asentamiento permanente en York y conquistan una amplia porción del país. Al sur, también empeoran las cosas: en 845 se produce el primer ataque a París y en 847 a Burdeos.

La primera expedición vikinga al Mediterráneo data de 844, cuando queman Sevilla. En el 858, una expedición de más de 62 barcos saquea las costas del Levante ibérico y la Toscana italiana. A partir de esa época, comienzan a remontar ríos, siendo rechazados en 863 frente a Colonia, aunque obteniendo éxito en otras incursiones por Alemania y Francia. Al oeste, remontan el Volga por Rusia, apoderándose en 861 de Nóvgorod y en 863 de Kiev. En el 865, una primera expedición sin éxito trata de llegar a Constantinopla.

En 878, el rey de Wessex Alfredo I el Grande venga los múltiples saqueos de Inglaterra y logra derrotar a un ejército danés, garantizando la independencia de su tierra, aunque tiene que reconocer el dominio de éstos sobre la otra mitad de Inglaterra. La guerra no tardaría en reanudarse, pero desde entonces los vikingos llevan la peor parte. En 885 su ataque más afamado a París sólo se evita con el pago de un rescate y el permiso para saquear las tierras durante su camino de vuelta. Pero en 888, Alain de Bretaña logra derrotarlos también. El comienzo del siglo X en Europa Occidental marca el fin de sus grandes éxitos. En 911, se rechaza el último ataque a la desembocadura del Sena, y en 931 son expulsados de sus bases en el Loira. La década siguiente ve sus últimos ataques a Bretaña.

En Oriente su esplendor duraría más, y a lo largo del siglo X, varias expediciones tienen éxito en sus ataques por el Mar Negro y el Caspio. Los comienzos del siglo XI verían un último reaparecer cuando en 1014 se reinstaura el dominio vikingo de Inglaterra y con el vikingo Canuto. Este renacer se considera definitivamente terminado cuando el rey Harald III el Despiadado muere en la batalla del puente Stamford en 1066, durante conflictos dinásticos en Inglaterra.

La Era Vikinga termina en 1100 cuando Suecia se convierte al cristianismo. Ese mismo año acaban las incursiones vikingas.

Aun así, los descendientes de los vikingos lograron consolidarse en el ámbito europeo y fundaron el primer reino ruso en Kiev. Los normandos, vikingos asentados en Francia, salieron de Normandía y subieron a los tronos del reino de Jerusalén, Inglaterra, Sicilia, Nápoles y del Imperio Latino.

Historia por países

Islas Británicas

Inglaterra

De acuerdo con las crónicas anglosajonas, tras el ataque a Lindisfarne en 793, los vikingos continuaron con sus incursiones esporádicas sobre la costa inglesa. Ese mismo año los vikingos saquearon un monasterio que custodiaba las reliquias de San Cuthbert. Marcó el principio de un violento período de saqueos, ataques y devastaciones que, con el tiempo, se fueron haciendo más violentos y organizados. Así, los noruegos atacaron durante el invierno entre 840 y 841, en vez de durante el verano como solían, recalando en una isla frente a Irlanda. En el 850, llegaron a invernar en suelo inglés.

Durante esta época era típica la siguiente oración en cualquier iglesia de Northumbria:

A furare normannorum libera nos Domine (De la furia de los hombres del norte líbranos, Señor)
Guillermo I visto por un artista del siglo XIX.

En 865, un gran ejército danés, supuestamente liderado por Ivar, Halfdan y Guthrum, llegó a East Anglia. Cruzaron Inglaterra hacia Northumbria y capturaron York (Jorvik), donde se asentaron. Aunque la mayoría de los reinos anglosajones fueron conquistados sin grandes problemas, Alfredo el Grande logró contenerlos en la frontera de Wessex. Los vikingos dominaron Inglaterra durante muchos años, sometiéndola al pago de un impuesto (Danegeld o el oro de los daneses) en el territorio dominado, que fue llamado Danelaw (o ‘bajo la ley danesa’). Alfredo firmó en torno al 880 la llamada Paz de Guthrum con el rey danés, según la cual acordaron una frontera que repartiría los territorios. El rey Guthrum reinaría sobre los territorios al norte y al oeste, mientras que Alfredo recibiría los del sur y el este (a partir de este momento, podemos empezar a hablar de Angloland, nombre que dio Alfredo a sus territorios). Sin embargo, Alfredo y sus sucesores continuaron la guerra llegando finalmente a expulsar a los vikingos y tomar York.

Una nueva oleada de vikingos llegó en 947 cuando Erik Hacha Sangrienta reconquistó York. La presencia vikinga se prolongó hasta el reinado de Canuto el Grande (1016-1035), tras cuya muerte, una serie de guerras sucesorias debilitó a la familia reinante. El fin de estas luchas sería la derrota de Harald III en la batalla de Stamford Bridge. Irónicamente, la nueva dinastía sería fundada por Guillermo I el Conquistador, un normando o descendiente de vikingos asentados en Francia.

Irlanda

Los vikingos llevaron a cabo numerosas expediciones sobre Irlanda. Se asentaron en algunos puntos, fundando ciudades como Dublín. Aunque en algunos momentos parecieron estar a punto de controlar la isla, acabaron mezclándose con los irlandeses. La literatura, el arte y la arquitectura reflejan esta profunda influencia escandinava. A través de las rutas comerciales y vikingas, entraron además en contacto con Oriente.

Desde 795, los monasterios de la costa este de Irlanda sufrieron numerosos ataques, pronto extendidos al resto de la costa, especialmente en el norte y este. En los primeros 40 años, se trató generalmente de pequeños grupos no organizados. A partir de 830 empezaron a actuar flotas considerables y coordinadas, estableciéndose los primeros asentamientos en las costas, entre los que destaca Dublín. Esos asentamientos vikingos fueron aceptados por los nativos, produciéndose en muchos casos un mestizaje.

En 832, una flota vikinga de 120 barcos invadió los reinos de las costas norte y este, hecho atribuido a los deseos de controlar los rentables ataques a Irlanda. Durante la década de 830 se comenzó a profundizar hacia el interior, en contraposición a los ataques más superficiales y desorganizados que se habían estado llevando a cabo sobre las costas. Ya en 840, los vikingos disponían de varias bases tierra adentro. Para protegerse de los daneses, los jefes locales se alían en esa época con los noruegos, que desde 853 pasan a controlar Irlanda.

En 838, una pequeña flota remontó el río Liffey en el este, donde fundaron un campamento (longphorts para los nativos), que sería el antecesor de Dublín. Otros longphorts fueron Cork, Limerick, Waterford y Wexford.

Uno de los últimos grandes combates con presencia vikinga fue la batalla de Clontarf en 1014, muchas veces mitificada, en la que los vikingos lucharon tanto en el bando del rey Brian Boru como en el de sus enemigos.

Escocia

A pesar de la falta de fuentes de los primeros tiempos, hay constancia de una presencia vikinga hacia la década de 830. En 839, un grupo - supuestamente de noruegos - invadió el centro del reino Picto, por el valle de Earn y el río Tay. Como consecuencia de ello murió el rey Eoganan de los pictos y su hermano y vasallo, el rey de los escoceses, decapitando el reino. La fundación del Reino de Escocia por Kenneth MacAlpin se encuentra entre las consecuencias de este hecho.

Las islas del noroeste de Escocia (Shetland, Órcadas, Hébridas, Caithness y Sutherland) fueron colonizadas por los noruegos, a veces como parte del reino de Noruega y a veces como estados independientes. No fueron completamente integradas en Escocia hasta la anexión de las Shetland y las Orcadas en 1468. Galloway también recibió una copiosa inmigración nórdica.

Gales

Gales no fue colonizado como el resto de Gran Bretaña y de las islas británicas. Sin embargo, sí se produjo un reducido poblamiento en lugares como Saint David, Haverfordwest y Gower, entre otros. Algunos topónimos como Skokholm, Skomer y Swansea son vestigios de esta población vikinga.[1]​ Aun así, los vikingos no pudieron establecer ningún control político sobre la zona, a diferencia de lo que ocurrió en Inglaterra o Irlanda.

Francia

La mitad occidental del Imperio Carolingio sufrió a lo largo del siglo IX, y tras la ruptura del mismo, numerosos ataques vikingos, que asolaron las costas. Los primeros ataques se concentraron en la zona del Canal de La Mancha, junto con las islas británicas una de las zonas más castigadas por los vikingos. El mismo Carlomagno tuvo que armar una flota para tratar, infructuosamente, de proteger sus costas. La ribera del Loira, que solían remontar, también sufrió numerosos ataques. Los vikingos establecieron un asentamiento en una isla junto a la desembocadura del mismo, que se convirtió en una base para sus ataques.

Desde 820, el Sena sirvió de vía para atacar Francia. Ruán fue varias veces saqueada, y en 845 París sufre el primer saqueo, viéndose obligado el rey Carlos el Calvo a pagarles para que se retiren.

Los vikingos se aprovecharon de las guerras civiles en Aquitania, en los primeros años del reinado de Carlos II el Calvo. En la década de 840, Pipino II de Aquitania les solicitó ayuda, instalándose un asentamiento vikingo en la desembocadura del Garona. Dos duques de Gascuña morirían defendiendo Burdeos de sus ataques: Seguin II y Guillermo I, así como un obispo de la ciudad. Un duque posterior, Sancho Mitarra, les permitiría instalarse también en la desembocadura del Ardour. En el 862 se llegan a adentrar hasta Tolosa (Toulouse).

En 864, ante la completa derrota militar, el rey Carlos el Calvo publicó el Edicto de Pistres, con el que creaba una fuerza de caballería bajo control real que debía estar lista para ser convocada contra cualquier ataque vikingo. Además, se ordenó la fortificación de puertos y puentes, con el fin de evitar que los vikingos se adentraran demasiado tierra adentro. No obstante, una alianza entre vikingos y bretones derrotó en la batalla de Brissarthe (865) a Robert el Fuerte, margrave de la marca fronteriza de Neustria, y a Ranulf I de Aquitania. Ambos murieron en la batalla.

Tumba de Rollon, en la Catedral de Ruán

A partir de la década de 880, los duques de Bretaña logran derrotar a los vikingos y alejarlos de sus tierras, lo que no impidió un nuevo ataque sobre París, que tuvo que pagar un rescate para salvarse, y un saqueo de Borgoña en 886.

Los últimos ataques vikingos importantes en Francia son repelidos en 911. Es entonces cuando el líder vikingo Rollón obtuvo del rey de Francia Carlos el Simple el Ducado de Normandía por el Tratado de Saint-Clair-sur-Epte. Él y los suyos se convirtieron al catolicismo y comenzaron a ser llamados normandos u hombres del norte, fundando una dinastía ducal que llegaría, a partir de Guillermo el Conquistador, a dominar Inglaterra.

Sus últimas bases sobre el Loira se verían destruidas durante la década de 930.

Rusia

Fundaron Rusia creando las ciudades rusas de Nóvgorod y Kiev, y posteriormente se eslavizaron pasando de vikingos a rusos (ya que, como se ha dicho, también eran conocidos como Rus).

Escandinavos con base en Kiev llegaron incluso a intentar atacar a la mismísima Constantinopla, capital del Imperio Romano de Oriente. Al sur, un vasto territorio recibió el nombre de Danelagen.

Península Ibérica

Estatua en recuerdo de las incursiones vikingas, Catoira (Galicia).

En el 840, un número indeterminado de naves bordearon la costa castellana, asturiana y gallega hasta llegar a la actual Torre de Hércules (su gran tamaño debió parecerles importante) y saquearon la pequeña aldea emplazada a sus pies. Ordoño I tuvo noticias de la expedición y convocó a su ejército para hacer frente a la incursión, derrotando a los vikingos y recuperando buena parte del botín. Hundió, asimismo, entre sesenta y setenta de sus naves, lo que no debió ser una gran victoria, como demuestra el hecho de que siguieron su campaña de saqueos. En Lisboa los cronistas hablan de una escuadra compuesta por 53 bajeles.[2]

En el año 844 otra expedición normanda arrasa la ciudad de Gijón y sigue la costa atlántica hasta llegar a Lisboa y atacarla. Después tomaron Cádiz y subieron de nuevo por el Guadalquivir, saqueando minuciosamente Sevilla durante 7 días desde la que lanzaron avanzadillas a pie. Sin embargo, cuando Abd Rahman II salió con sus hombres y tras algunas batallas los vikingos vieron que no podían con la fuerza andalusí, aquellos huyeron, abandonando Sevilla y a muchos rezagados, quienes se rindieron a las fuerzas del emir y terminaron, o bien criando caballos y haciendo queso, o bien con el viejo castigo para la piratería: ahorcados, en este caso de las palmeras de Tablada.[2]

Durante el reinado de Alfonso III de Asturias, los vikingos llegaron a cortar las comunicaciones navales con el resto de Europa. El historiador e hispanista Richard Fletcher[3]​ menciona al menos dos incursiones reseñables en Galicia en 844 y 858, y dice: «Alfonso III estaba lo bastante preocupado por la amenaza de los vikingos como para establecer puestos fortificados en la costa, como hacían otros reyes».

En el 858 los normandos suben por el Ebro desde Tortosa, lo remontan hasta el reino de Navarra, dejando atrás las inexpugnables ciudades de Zaragoza y Tudela, suben luego por su afluente, el río Aragón hasta encontrarse con el río Arga, el cual también remontan, llegan hasta Pamplona y la saquean, raptando al rey navarro. Una expedición similar ataca Orihuela desde el Segura. En el 859, los vikingos llegan de nuevo a Pamplona y secuestran al nuevo rey García I Iñíguez.

Como consecuencia de estos ataques, en 859 se intentó detenerlos de nuevo. Se amplió el puerto de Sevilla y se aumentó la flota de vigilancia marítima bajo Abderramán III y Alhakén II. Abderramán II ante las incursiones normandas construye los Ribat, fortalezas en las desembocaduras fluviales, entre ellas las denominadas hoy en día San Carlos de la Rápita en Tarragona, La Rábida en el río Tinto de Huelva; La Rábita en Granada, entre las desembocaduras del río Grande y el Guadalfeo, etc.

En 968 el obispo Sisnando de Santiago de Compostela fue asesinado y el monasterio de Curtis saqueado, teniendo que tomarse medidas para defender la ciudad interior de Lugo. El saqueo de Tuy en el siglo XI dejaría el cargo episcopal de la ciudad vacío por medio siglo. La captura y secuestro de rehenes para pedir un rescate también fue práctica común: Fletcher menciona el pago de Amarelo Mestáliz para garantizar la seguridad de su tierra y rescatar a sus hijas, capturadas en 1015. El obispo Cresconio de Compostela (1036–66) repelió un ataque vikingo más y construyó las Torres del Oeste (Catoira) como fortaleza naval para proteger Compostela. Póvoa de Varzim, en el norte de Portugal, fue colonizada por los vikingos. Lisboa también sufrió ataques de importancia.

Más contundente fue el conde Gonzalo Sancho, quien terminó con toda la flota de Gunrod de Noruega (Gunderedo en español); el conde Sancho capturó y pasó a cuchillo a toda la tripulación y su rey.[2]

No se sabe con certeza la causa o causas que terminaron con los ataques vikingos. Algunos autores opinan que la aceptación de la fe cristiana hacia el año 1000 por la mayoría de ellos, los atenuó en su deseo de atacar a sus correligionarios. También se apunta a que las incursiones sólo constituían una moda y que terminaron cuando ya no fueron novedad. De cualquier modo, los reinos nórdicos deseaban cada vez más abrirse al resto de Europa y comerciar con ellos en lugar de invadirlos. Como ejemplo está el caso del rey castellano Alfonso X El Sabio que casó a su hermano Fernando con la princesa Cristina de Noruega (Enterrada en Covarrubias, Burgos) el 31 de marzo de 1252, porque dicho matrimonio era conveniente tanto para Alfonso X como para Haakon IV.[4]

El Mediterráneo

Las incursiones varegas a través de los ríos rusos los llevaron a atacar los puertos del Mar Negro y a intentar atacar la mismísima Constantinopla, infructuosamente. Sin embargo, los emperadores bizantinos los contrarían como mercenarios en lo que fue llamada Guardia varega.

Los ataques a través del estrecho de Gibraltar llegaron tan lejos como Palestina.

Mención aparte merece la conquista de Sicilia e Italia meridional. Campo de batalla entre lombardos, bizantinos y musulmanes, los normandos comenzaron a llegar como mercenarios y terminaron enseñoreandose de la región y fundando el Reino de Sicilia. Los rasgos fenotípicos insólitos de actuales calabreses, como ojos no pardos (verdes, amarillos, celestes), cabelleras rubias o cara no ovoide, son un signo de la carga genética de los pueblos del norte: se está en presencia del fenotipo vikingo.

Exploraciones

Territorios y viajes vikingos

En sus expediciones ocuparon las islas al norte de Escocia. Colonizaron Islandia, que anteriormente había estado poblada por monjes irlandeses, y descubrieron también la desde entonces provincia danesa de Groenlandia.

Algunas teorías sostienen que los vikingos fueron los primeros europeos en llegar al Nuevo Mundo, que ellos denominaron Vinlandia según las sagas. Habrían arribado a la isla de Terranova, en la costa atlántica de Canadá, como lo prueba el asentamiento hallado en L'Anse aux Meadows.

Groenlandia

Según cuentan las sagas islandesas, los vikingos de Islandia llegaron por primera vez a Groenlandia en el año 982. En aquel momento, la colonia consistía en dos asentamientos, con una población total de entre 3.000 y 5.000 habitantes, y al menos 400 granjas que pueden datar de esa época han sido identificadas en el sitio por los arqueólogos.

En el año 981, Erik el Rojo, que había sido desterrado de Islandia, emprendió un viaje de exploración hacia una tierra mencionada por marinos y poetas. En su drakkar de 32 metros de largo recorrió hacia el oeste unos 320 kilómetros hasta encontrar la costa este de Groenlandia, a la que no pudo acercarse debido a la banquisa. Las corrientes lo arrastraron hacia el cabo Farewell, al sur de la isla. Cuatro años más tarde, Erik el Rojo con 400 personas fundó dos colonias en la costa oeste que llegaron a tener 5000 y 1400 colonos respectivamente.

En su cúspide, la colonia vikinga en Groenlandia tuvo una diócesis en Gardar y exportaba marfil, cuerdas y productos agropecuarios. En 1261, la población aceptó el gobierno del rey de Noruega, aunque continuó aplicando sus leyes locales.

Vinlandia

Asentamiento vikingo en L'Anse aux Meadows, Terranova.

Según cuentan las sagas islandesas (la «Saga de Erik el Rojo» y la «Saga de los groenlandeses», que son capítulos del Hauksbók del Libro de Flatey), los vikingos iniciaron la exploración al oeste de Groenlandia a los pocos años de establecerse los asentamientos en la isla. Bjarni Herjólfsson, un mercader que navegaba entre Islandia y Groenlandia, perdió el rumbo, llegando a un territorio mucho más al oeste. Herjólfsson describió el territorio a Leif Eriksson, quien exploró el área con mayor detalle y fundó un pequeño asentamiento, llamado Leifbundir.

Las sagas describen tres áreas separadas descubiertas durante esta exploración: Helluland, que significa ‘tierra de las piedras planas’; Markland, territorio cubierto por bosques (algo que claramente interesaba a los colonos de Groenlandia, región escasa de árboles); y Vinland o ‘tierra de las viñas’, que estaba algo más al sur de Markland. Fue en Vinland donde se estableció el asentamiento descrito en las sagas.

Sociedad y cultura

Los vikingos fueron un pueblo marinero muy mitificado en los relatos medievales. Sin embargo, tenían una personalidad real que ya ha sido estudiada y se refleja en su ordenada sociedad.

Estructura social

Campesinos y artesanos

El núcleo de la sociedad estaba formado por campesinos y artesanos, los que constituían una clase media muy generalizada e instruida. Eran hombres libres y tenían señalados derechos, tales como:

  • Uso de las armas.
  • Privilegio de integrar la asamblea local (en su condición de propietarios de tierras).

La vida diaria de los campesinos está abundantemente descrita en algunas sagas, narraciones poéticas en prosa sobre los pueblos nórdicos, y no parece diferenciarse mucho de la vida que hacía el resto de los campesinos escandinavos. El elemento natural de la vida campesina era la granja. Éstas estaban organizadas en una estricta economía cerrada, de manera que cada una producía por sus habitantes todo lo necesario para la vida.

La clase guerrera: nobles y el rey

Por encima de esta clase estaban los dirigentes guerreros del pueblo supeditada al rey. Los miembros de esta clase superior, elegidos por el pueblo, eran los que dirigían las campañas bélicas, de cuyo éxito dependía su posición.

Los comerciantes

Los bienes de consumo que no provenían de la producción local, sobre todo los artículos de lujo, habían de ser adquiridos a los comerciantes, quienes constituían otra clase social (aunque no en pocas ocasiones eran también propietarios de tierras).

En su inmensa mayoría provenientes de las regiones saqueadas o individuos endeudados, o sus descendientes, tenían asignados los trabajos más duros, que no requerían ninguna especialización, sino sólo la fuerza física. Desde su nacimiento, los esclavos pertenecían a sus dueños. A diferencia de los siervos, no tenían ningún tipo de derecho legal y les estaba enteramente prohibido el uso de las armas. Caso especial son las mujeres raptadas para esposas o concubinas. Con el tiempo, en climas templados aptos para la agricultura, la esclavitud fue evolucionando hacia la servidumbre, siguiendo el ejemplo del feudalismo.

El papel de la mujer

Las mujeres solían casarse en matrimonios acordados. La esposa era la jefa en el interior de la casa y a menudo se hacía cargo de la marcha de la granja cuando su marido y sus hijos estaban ausentes por motivos guerreros o comerciales.

Existía el derecho a divorcio y, en caso de que hubiera hijos de por medio, la mujer tenía derecho a quedarse con gran parte de las posesiones, quedando para el hombre su arma, su caballo y poco más.

Sin embargo, numerosas naves normandas eran comandadas y tripuladas en su totalidad por mujeres. Es el caso de Rusla de Noruega, hija del rey Rieg y hermana de Tesandus que fue desposeído de su trono por el rey Omund de Dinamarca. La muchacha primero armó un barco y con el tiempo se hizo con una flota entera, con la que atacó todas las naves danesas que pudo, para vengarse de la afrenta realizada a su hermano. En contra de lo que se podría pensar, fue Tesandus quien la capturó, tras el naufragio de su drakkar, y la sujetó por sus trenzas mientras sus hombres la mataban con los remos (el rey Omund había conseguido atraer bien al príncipe hacia su causa después de adoptarlo). [cita requerida]

El mar

Imagen de un barco vikingo o drakkar.

Los diversos pueblos vikingos se encontraban interrelacionados a través del mar, que comunicaba los numerosos núcleos habitados sin unidad política. Las diferencias en sus costumbres y en las rutas marítimas elegidas se deben sobre todo a su posición geográfica y a sus peculiares características físicas.

Para surcar estos mares usaban dos tipos de barcos drakkars (dragones en nórdico) y knarr. Los knarres eran barcos veleros de casco corto y amplio, lentos pero de gran capacidad. El desarrollo de los drakkares, barcos largos y estrechos de fácil navegación y muy útiles para desembarco y transporte de tropas, sin igual en la Europa Medieval, fue uno de los motivos que impulsó su rápida expansión.

Los drakkars

Drakkar en un tapiz de Bayeux.

Los drakkars eran embarcaciones largas, estrechas, livianas y con poco calado, con remos en casi toda la longitud del casco. Versiones posteriores incluían un único mástil con una vela rectangular que facilitaba el trabajo de los remeros, especialmente durante las largas travesías. En combate, la variabilidad del viento y la rudimentaria vela convertían a los remeros en el principal medio de propulsión de la nave.

Casi todos los drakkars eran construidos sin utilizar cuadernas, superponiendo planchas de madera; para tapar las juntas de unión entre las planchas se utilizaba musgo impregnado con brea. El reducido peso del drakkar y su poco calado hacían posible que navegara por aguas de sólo un metro de profundidad, lo que posibilitaba un rápido desembarco e incluso el transportar la embarcación por tierra.

Las guerras

Durante la Era Vikinga, Escandinavia fue escenario de numerosas guerras. Sin embargo, éstas tenían un carácter más de rencillas entre los magnates locales por dominar a sus rivales que de verdaderas luchas entre naciones. Hasta la segunda mitad de la Era Vikinga no se puede hablar de verdaderos reyes locales, ni de estados definidos.

Religión, mitología y cosmología

Ruinas del Hof (templo vikingo) de Hov, Islas Feroe.

Los vikingos tenían tres deidades principales: Odín, Thor y Freyr. Odín (O Wotan/Wodanaz en los pueblos germanos), jefe de todos los dioses, que gobierna en Asgard (residencia de los aesir), dios de la sabiduría, de la poesía, de la música, de los muertos en combate, es el más poderoso de los dioses vikingos. Su representación más habitual es la de un guerrero equipado para el combate, con una lanza (de nombre Gungnir) como arma. Su ojo izquierdo está hueco (Lo sacrificó para conseguir la sabiduría de las runas) y le flanquean dos cuervos: Hugin (Pensamiento) y Munin (Memoria) y dos lobos llamados Geri y Freki. Odín también posee un corcel de batalla, llamado Sleipnir, el cual tiene ocho patas. Ayudantes de Odín y las portadoras de la victoria son las valkirias, quienes cabalgan con Odín en la batalla y recogen a los valerosos guerreros que cayeron con honor en combate y los llevan a Valhalla, el salón de los guerreros.

Thor (O Donar en los pueblos germanos) es el dios del trueno, el hijo de Odín. Si los caudillos y los guerreros honran a Odín, a Thor le adoran los campesinos y la gente llana, que depende del trueno y de las lluvias y de que los temporales se apiaden de sus cosechas. Thor es un dios impetuoso, de naturaleza violenta y raramente reflexivo. De cabellos y barba rojos, lo más destacado de él es su fuerza, representada por Mjöllnir, su martillo, que descarga en forma de rayo mientras provoca un gran estruendo. La actividad preferida de Thor es la caza de trolls o la caza de gigantes. Según los vikingos, en los lugares más inhóspitos viven trolls, gigantes y otros enemigos declarados de los hombres. Thor es su principal enemigo y, siempre protector de la humanidad, viaja a menudo a Jotunheim para darles caza.

Freyr es el dios de la fertilidad y de la naturaleza. Pese a ser el tercer dios en importancia de los vikingos, no es de la familia de los Aesir, sino de otra familia de dioses, los Vanir. Freyr y su hermana Freyja son gemelos y todas las cosas que crecen lo hacen gracias a ellos.

Otros dioses de importancia en la mitología vikinga son:

El dios Thor peleando contra gigantes.
  • Frigg: esposa de Odín. Es el prototipo de perfecta esposa y adorada por las amas del hogar.
  • Sif: esposa de Thor. De preciosa cabellera rubia, perdió sus cabellos por una travesura de Loki.
  • Tyr: Dios de la guerra, un sacrificio en honor suyo precedía al inicio de la Thing, la reunión socio-jurídica de los vikingos. Perdió su mano en las fauces del lobo Fenrir.
  • Baldr: el más bello y amado de los dioses, hijo de Odín y Frigg.
  • Njörðr: el padre de los Vanir, es el dios del mar y de los pescadores. Sus hijos son Freyr y Freyja.
  • Heimdall: dios de la Luz y enemigo de Loki.
  • Freyja: diosa del amor, hermana de Freyr.
  • Höðr: el dios ciego. Por su mano cometerá Loki su penúltima fechoría, el asesinato de Baldr.
  • Mimir: el dios de la sabiduría, es consejero de Odín. Es el guardián del Pozo del Conocimiento, y permitió a Odín beber de él a cambio del sacrificio de su ojo.
  • Loki: [jotun|gigante]] que vivía junto a los dioses. En ocasiones embustero o leal compañero, de naturaleza perversa, por él llegarán todos los males a los dioses y desencadenará el Ragnarök.

Sus principales enemigos (y enemigos de los hombres son):

  • Fenrir: hijo de Loki. Es un lobo temible, que de cachorro fue el juguete de los dioses en Ásgard hasta que fue demasiado mayor y peligroso para los dioses. Intentaron encadenarlo pero rompió las cadenas. Le ataron mediante una cinta especialmente creada para él a una roca de la que no se puede mover hasta que, llegada la Ragnarok, se libere. Durante la Ragnarok, matará a Odín.
  • Jörmundgander: la serpiente mundial. Es otro hijo de Loki, enemigo declarado de Thor, quien sujeta el mundo en su torso y se enrolla sobre sí misma devorando su propia cola. En la Ragnarok, Thor matará a la serpiente, y ésta a su vez lo envolverá en vapores venenosos que finalmente acabarán con su vida.
  • Surt: es el enemigo de Freyr. Por casarse con la hija de Surt, Freyr tuvo que regalarle su espada mágica, que lucha sin que nadie la empuñe. Cuando llegue la Ragnarök, Freyr morirá a manos de Surt. Liquidado su combate, la llama de este gigante de fuego consumirá todo lo existente en el mundo.

Runas

La piedra de Rök, estela rúnica medieval.
Antiguo Futhark.

Las runas fueron un signo de escritura utilizado por los antiguos escandinavos. Las runas son signos y símbolos, y se cree que constituyen un alfabeto. Se les atribuye un uso práctico y otro sagrado. En este sentido, tienen relación con la magia, posturas de meditación e incluso rituales. Su origen se remonta a la Edad del Bronce y quizás a un tiempo anterior.

En su origen las runas se labraban en pequeñas piezas de piedra, por lo general cantos rodados, aunque también las hay en arcilla y actualmente se las reproduce en juegos de naipes con diseños muy variados.

Celebridades

Uno de los vikingos más famosos es el noruego Erik el Rojo, que colonizó Groenlandia. Su hijo Leif Erikson también está en la lista de vikingos célebres por haber descubierto América antes que Cristóbal Colón.

También es bastante conocido Canuto el Grande, rey de Dinamarca, que logró someter todo el este de Inglaterra.

Otro de los grandes fue Harald Haardrade (Harald el Despiadado), quien es considerado el último vikingo. Harald huyó muy joven a Constantinopla, donde participó en la Guardia Varega durante diez años, siendo uno de sus mejores líderes. Luego escapó con la hija de la emperatriz hacia Nóvgorod, para enviarla de vuelta a Constantinopla. Compartió el reino de Noruega con su sobrino (Magnus I el Bueno) a cambio de la mitad de su riqueza acumulada en Constantinopla, pero después de un corto tiempo su sobrino falleció en extrañas circunstancias y quedó gobernando en solitario.

Cuando Harald supo que Guillermo el Bastardo (quien después de conquistar Inglaterra sería llamado El Conquistador) tenía la intención de apoderarse de Inglaterra, diseñó un árbol genealógico según el cual tenía derecho a ser rey de Inglaterra, reunió un ejército y, junto con Tostig (hermano del rey Haroldo II de Inglaterra) se embarcó a conquistar la isla. Desembarcó en el norte y fue descendiendo hasta llegar a York, encontrando poca resistencia, pues el ejército del rey Harold II se hallaba en el sur de la isla. Y en una rápida y larga marcha, Harold II llegó hasta donde estaba Haardrade, quien ya consideraba que estaba todo bajo control, pero se encontró con una férrea defensa y cayó en la batalla de Stamford Bridge (25 de septiembre de 1066).

Otro muy conocido fue Goodrya Lafred, también llamado el «El de la barba larga», que según la historia sería apodado «El que cura» debido a su capacidad de atender a las personas enfermas.

Influencia posterior

La palabra vikingo comenzó a tener una connotación romántica hacia el siglo XVIII. De acuerdo con el escritor sueco Jan Guillou, el término vikingo lo popularizó, con connotaciones positivas, Erik Gustaf Geijer en el poema The Viking, escrito al comienzo del siglo XIX. La palabra se tomó como referencia romántica a los idealizados guerreros navales, que tuvieron poca realidad en la cultura vikinga histórica. El interés del Romanticismo en el Norte Antiguo tenía implicaciones políticas: pretendía servir como fuente de exaltación nacional basándose en el glorioso y bravo pasado, para darles a los suecos el coraje para retomar Finlandia en la Guerra Finlandesa, que había sido perdida en 1809 contra Rusia. La Sociedad Gauta, de la que Geijer era miembro, popularizó este mito. Otro autor con gran influencia en la percepción de los vikingos fue Esaias Tegnér, otro miembro de la Sociedad Geatish, que escribió una moderna versión de la saga Friðþjófs saga ins frœkna, muy popular en los países nórdicos, el Reino Unido y Alemania.

En el mundo anglosajón, el mundo vikingo, George Hicke, autor de Linguarum vett. septentrionalium thesaurus en 170305, fue el precursor de este interés por los vikingos. Durante el siglo XVIII, este entusiasmo aumentó, traduciéndose en numerosos poemas y sagas nórdicas e islandesas e iniciándose una búsqueda de restos vikingos en el país.

Así mismo, el compositor romántico alemán Richard Wagner tomó como temática de numerosas de sus obras la mitología germana, íntimamente relacionada con la nórdica (véase nacionalismo romántico).

Como se ha comentado anteriormente, el parentesco entre germanos y escandinavos hizo al nacionalismo germano cultivar los mitos nórdicos. Durante la Alemania Nazi, el intento racista de idealización de los arios germanos llevó a recurrir también a los vikingos. Así, partidos fascistas europeos, como el noruego Nasjonal Samling, usaron símbolos vikingos en su propaganda.

Aunque Alemania no fue particularmente influida por los vikingos, también el Partido Nacional Socialista de Hitler se apropió de ellos: aunque no se declararon descendientes de los vikingos, los consideraron uno de los pueblos germanos (como atestiguan la mitología, la escritura rúnica, etc.) que su teoría hacía superiores. Mucha de la iconografía nacionalsocialista tergiversa por este motivo símbolos comunes a ambas culturas, como por ejemplo la Esvástica o el emblema de las SS. Hoy en día, los neonazis siguen usando de forma errónea como distintivo runas y otros signos vikingos entre su simbología nazi.

Durante los años setenta aparecieron diversos movimientos espirituales que revivieron las antigua creencias nórdicas. El «paganismo vikingo» ha tenido mucha acogida en Escandinavia, Europa y EE. UU.

Reconstruccionismo histórico

Conocido como Reconstruccionismo histórico o Recreacionismo histórico. En los últimos años han surgido algunos grupos interesados en rememorar las formas de vida vikingas. Dichos grupos hacen estudios históricos y arqueólogicos de los yacimientos vikingos, para poder copiar su indumentaria, hábita y costumbres. Generalmente estos grupos aprenden las viejas artes nórdicas, formas de lucha y recrean momentos históricos.

Un ejemplo reciente fue la recreación del «Batalla de Hastings 2007», donde participaron numerosos grupos recreacionistas de todo el mundo, incluido el grupo de recreación español El Clan del Cuervo.

El estereotipo vikingo

En el imaginario popular, los vikingos han creado un estereotipo usualmente aplicado para describir a los escandinavos. Se trata de personas rubias o pelirrojas, de gran altura y piel y ojos claros. A sus antepasados de la Era vikinga se los suele representar como bárbaros, sedientos de sangre y representados con cascos con cuernos debido a que el pintor sueco Gustav Malstrompor quiso definirlos como seres casi endemoniados, aplicándoles cuernos en sus cascos por primera vez en 1820 para el poema épico Frithiof’s Saga y que la industria del cine ha ampliado dicho estereotipo irreal, cascos realmente nada prácticos en su estilo de lucha y de los que no hay constancia de uso vikingos, que parecen ser una invención durante su idealización romántica.

La historieta cómica de Dik Browne Olafo el vikingo (Olafo el Amargado o Agar the Horrible en inglés) pone de relevancia las contradicciones presentes en los estereotipos de los vikingos, aunque la óptica del humor tiende un velo de simpatía hacia los personajes de la misma.

Estatura

Sobre su altura, cabe reseñar que Ahmad ibn Fadlan, cronista y viajero musulmán, y diversas fuentes los mencionan como gente de gran estatura. Aunque estudios modernos sobre restos arqueológicos han dado un tamaño normal para personas actuales (1,68 a 1,76 metros), cabe destacar que, en las condiciones de carestía alimenticia y numerosas enfermedades de la época, debe de haber sido una estatura excepcional, y que —con nuestro nivel de vida— probablemente hubiera sido superior.

Sanguinarios

Su tópico como seres sanguinarios, bárbaros y paganos se debe a las crónicas y registros de la época, de autores como Adam de Bremen y Alcuino de York, que los suelen representar como un castigo divino por los pecados del mundo medieval. Así, redundan excesivamente en el componente pagano, aparte de la subjetividad ya existente (cabe recordar que en la mayoría de los casos son relatos de los pueblos víctimas de los ataques vikingos).[5]​ Para la época en que vivieron, donde acontecimientos como la matanza de 4500 sajones por Carlomagno no eran consideradas como atrocidades, no fueron especialmente brutales.

Véase también

Referencias

  1. Topónimos galeses.
  2. a b c Eduardo Morales Moreno: Los vikingos en España. En revista Historia de Iberia Vieja, n.º 12, Madrid: HRH Editores, 2006.
  3. Fletcher 1984, ch. 1, note 51
  4. Ricardo Herren: «Una capilla para la princesa nórdica». En La aventura de la Historia, n.º 54, Madrid: Arlanza Ediciones, abril de 2003
  5. Artículo en inglés de la BBC

Bibliografía

  • GARCÍA CORRALES, Enrique: «Los vikingos invaden Sevilla». Historia 16, n.º 235, págs. 25-32, 1995. ISSN 0210-6353.

Enlaces externos