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Jeroteo de Segovia

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Talla de san Jeroteo en la capilla de su mismo nombre en la catedral de Segovia

San Jeroteo, Geroteo o Hieroteo (supuestamente 8 a. C.-71 d. C) es un personaje legendario de la historia eclesiástica de España, supuestamente primer obispo y mártir de Segovia, discípulo de san Pablo y maestro de san Dionisio Areopagita.

Su historia, desdoblada de la de Jeroteo de Atenas, fue inventada a finales del siglo XVI por Jerónimo Román de la Higuera, arraigando en la devoción popular. A mediados del XVII el marqués de Agrópoli desmintió su existencia, pero el clero segoviano encabezado por el obispo Diego Escolano y Ledesma la aceptó como auténtica, oficializando su culto.

Origen de la leyenda

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Jeroteo de Atenas

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Jeroteo de Atenas fue un personaje del siglo I, convertido al cristianismo por san Pablo y nombrado primer obispo de Atenas hacia el año 53, maestro de Dionisio Areopagita. En los Hechos de los Apóstoles no se le menciona;[1]​ las primeras y escasas noticias históricas acerca de este Jeroteo, llamado el Divino, aparecieron en las crónicas de un escritor desconocido del siglo V que firmó sus obras con el seudónimo de Dionisio Areopagita, a quien los autores posteriores nombraron Pseudo Dionisio Areopagita.[2]

Habida cuenta del lapso de cuatro siglos entre su época y su aparición en las crónicas del pseudo Dionisio, y de la inclusión en las obras de éste de varios personajes ficticios de la era apostólica, en tiempos modernos la existencia real de Jeroteo fue puesta en entredicho,[3]​ o negada.[4]

El error de Morales

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Nadie relacionó a Jeroteo con España hasta que en 1575 Ambrosio de Morales lo mencionó como español;[5]​ Morales declaraba haberlo leído así en los antiguos menologios griegos, e identificaba a Jeroteo con un tal Philoteo, de quien Sofronio en el siglo VII y Simón Metafraste en el X habían dejado escrito que siendo gobernador en España fue convertido por san Pablo. Cabe señalar que la presencia de san Pablo en España no pasa de ser una conjetura.[6][7]

Si Jeroteo y Philoteo fueron la misma persona fue cuestión que trataron varios autores por estas mismas fechas; ninguno de ellos encontró las fuentes griegas citadas por Morales, pero basándose en la autoridad de éste aceptaron al primero como español, aunque todavía nadie lo tuvo por obispo de Segovia.[8][9][10][11][12][13][14][15][16][17]

Los falsos cronicones

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Fue a principios del siglo XVII cuando se extendieron por la comunidad de eruditos las imposturas del jesuita Jerónimo Román de la Higuera: cronicones falsamente atribuidos a personajes históricos en los que inventaba santos, mártires y concilios inexistentes con los que dar lustre a la historia eclesiástica de España. La primera mención de Jeroteo en sus obras fue la que incluyó en el fingido Flavio Lucio Dextro (prefecto romano del siglo V) en el que introducía al personaje que daría lugar a la leyenda:

«San Hieroteo de nación español, (que convertido por San Pablo le hizo esclarecido la gloria de San Dionisio su discípulo) vino a España, habiendo sido primero obispo de Atenas, después obispo de Segovia en los Arévacos, es tenido por admirable en santidad».[18]

El falso Dextro se vio confirmado con otro falso cronicón, obra también del padre Higuera, atribuido esta vez a Luitprando (obispo de Cremona en el siglo X):

«Macer Hierotheo, español, empuritano, antiguamente gobernador tarraconense en el imperio de Tiberio partió en el año 45 a Chipre, donde oyendo a Pablo se convirtió a la fe, y le siguió».[19]

Otro falso cronicón de la misma autoría, atribuido a un tal Juliano (arcipreste de Santa Justa en la catedral de Toledo en el siglo XII), relataba la fundación en el año 70 de una escuela teológica bajo la dirección de Jeroteo y Dionisio,[20]​ y otro más, supuestamente de Aulo Halo (obispo de Astorga en el siglo XII), incluía un epigrama dedicado a Jeroteo.[21]

Y todavía otros dos: el primero compuesto por Antonio Lupián Zapata, atribuido a Hauberto de Sevilla (monje benedictino en el monasterio de Dumio en el siglo X), en el que refería la llegada de Jeroteo a España junto con los santos Onésimo, Polixena y Sara,[22]​ y el segundo, escrito por Juan Gaspar Roig como si fuera de Liberato (abad en Gerona en el s. VII),[23]​ en el que confirmaba el anterior.

La leyenda crece

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En 1625 el abad Tomás Bravo de Mendoza y sus monjes cistercienses del monasterio de Sandoval, cerca de León, hallaron en este cenobio una calavera con un pequeño pergamino escrito en griego antiguo que decía Κεφαλή Ἱεροτέον (Cabeza de Jeroteo).[24][25][26][27]​ El papa Urbano VIII certificó la autenticidad de las reliquias y aprobó la autoridad de Dextro.[28]

A partir de este punto, todos los escritores eclesiásticos aceptaron a San Jeroteo como español y obispo de Segovia[29][30][31][32][33][34][35][36]​ Diversos autores sugerían que Macer (Macro o Magro) era su nombre y Hierotheo su título eclesiástico, lo mencionaban como natural de Ampurias,[37]Écija,[38][39]Arjona[40][41]​ o Guadix,[42]​ le atribuían haber traído a España desde Antioquía la imagen de la virgen de la Fuencisla,[43]​ la de Valvanera,[44]​ la de Soterraña,[45]​ la de Hornuez o la del Henar,[46]​ ser el autor de la Salve Regina,[26]​ haber devuelto la vista a san Cecilio[36]​ o haberle entregado los plomos del Sacromonte.[47]

En 1637 aparecía en la portada de la Historia de Segovia de Diego de Colmenares junto a Hércules, supuesto fundador de la ciudad.[48]​ Nuevos autores tomaban las informaciones no ya de los falsos cronicones, sino de quienes las habían tomado de estos.[49]​ En 1650 el obispo de Segovia Francisco Araujo consiguió que el de León Juan del Pozo permitiese el traslado de cuatro huesos del cráneo a la catedral de Segovia y les autorizó el culto público.[50]​ Desde el púlpito algunos profetizaban que su cuerpo aparecería cuando un gran peligro amenazase a la ciudad de Segovia y sugerían que sus escritos (los que el pseudo Dionisio mencionó del Jeroteo ateniense), perdidos desde siempre, se encontraban en la iglesia de San Gil o en la de San Blas.[27]​ Buscando sus reliquias, en 1668 el obispo Jerónimo de Mascarenhas ordenó derribar parte de la iglesia de San Gil, [51][52]​ y aunque éstas no aparecieron, sí se encontró un sepulcro que tomaron por el de Raimundo de Losana (obispo en el siglo XIII), que después resultó ser de sus padres.[53]​ Al menos desde 1652 el clero segoviano intentaba autorizar el culto oficial al santo.[54]

La controversia inútil

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En 1666 el marqués de Agrópoli Gaspar Ibáñez de Segovia, abogando en defensa de San Frutos como patrón de la diócesis y criticando duramente los falsos cronicones, publicó un estudio sobre la figura de San Jeroteo en el que desmentía su presencia histórica en España, aduciendo que durante los 1500 años transcurridos desde su supuesta existencia hasta su aparición en la crónica de Dextro ningún otro autor lo había mencionado.[55]

«En mis oídos duran las voces que estos años pasados se dieron en Segovia, y se oyeron en toda España, y aun en toda Europa, acerca de la Cathedra de S. Hierotheo.»[56]
«Confieso me haze horror la osadía con que se introducen mártires, se celebran santos confesores y pontífices a cada paso, nunca oídos en la Iglesia, y de cuyos nombres no se hallará en otro escritor, ni aun la noticia».

Antes de que esta obra se diera a la imprenta, el obispo y el cabildo segovianos encargaron al canónigo Cristóbal de Moya y Munguía la redacción de una contestación a la obra del marqués, que en defensa del episcopado de San Jeroteo fue publicada ese mismo año.[57]

«La tradición es el mayor de los medios, porque por sí sola hace probanza eficaz».
Pedro de Villafranca: portada calcográfica del Chronicon sancti Hierothei Athenarum primum, postea secoviensis ecclesiae episcopus de Diego Escolano, Madrid, 1667. Biblioteca Nacional de España.

El obispo Diego Escolano y Ledesma instituyó el culto al santo, «oficio doble de primera clase, con octava en la ciudad, doble en toda la diócesis».[58]​ En una carta dirigida al obispo, el marqués insistió en su postura con el argumento de que en tiempos de los romanos existían dos Segovias en Hispania: la actual, en tierra de los vacceos, y la mencionada por Dextro como sede episcopal de Jeroteo, que se encontraba en territorio de los arévacos, tres leguas al noreste de Numancia.[59]​ El obispo solventó la cuestión suponiendo ambas Segovias en territorio de los arévacos, y al año siguiente publicó el Chronicon sancti Hierothei, que incluía el dictamen favorable al santo de las cátedras de teología de las universidades de Alcalá y Salamanca.[60]

En 1668 fue Gregorio de Argaiz, cronista de la orden de San Benito y fiel seguidor de los cronicones de Higuera, Zapata y Roig, quien impugnó al marqués[61]​ y corrigió a Moya, señalando que Jeroteo no había sido el primer obispo de Segovia, pues Eulidio, Epeneto y Aulio lo habían sido antes.[62]​ Tres años después, con el apoyo de Nicolás Antonio,[63][64]​ el marqués volvió sobre el tema con nuevos argumentos,[65]​ que nuevamente merecieron la contradicción de Argaiz[66]​ en un enconado debate historiográfico que no consiguió acercar sus respectivas posturas.

«Las disertaciones del marqués, aunque llenas de erudición, hicieron poca fuerza, y su autor tuvo la desgracia de perder la fatiga».[67]

A lo largo de las décadas siguientes los cronicones de Higuera, Zapata y Roig fueron convincentemente refutados como falsos por insignes historiadores,[68][69]​ pero la devoción popular a San Jeroteo había arraigado lo suficiente como para mantenerse durante varios siglos.[70][71][72][73]​ A principios del XXI en la propia diócesis de Segovia se reconocía que su episcopado no pasa de ser una conjetura,[74]​ aunque todavía llevan su nombre la puerta de la catedral de Segovia del lado sur del crucero, y la capilla a él dedicada, fundada por el obispo Juan José Martínez Escalzo en 1773 (la plazuela de San Jeroteo fue renombrada en 2011 como Madre Cándida[75]​).

No se trata de un caso aislado, pues por culpa de los falsos cronicones, que introdujeron en la literatura eclesiástica numerosos personajes inexistentes como si fueran reales, el calendario español está salpicado de santos y mártires cuyas historias fueron completamente inventadas o tergiversadas para adaptarlas a la iconografía nacional.[76]

Referencias

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  1. Hechos, 17, 34;
  2. Pseudo Dionisio Areopagita: De divinis nominibus Archivado el 28 de febrero de 2021 en Wayback Machine., cap. III, sec. II (latín). La traducción al inglés en Dionysius the Areopagite, Works.
  3. Joseph Stiglmayr: Catholic encyclopedia.
  4. Voltaire: Diccionario filosófico, vol. IV, p. 76.
  5. Ambrosio de Morales: Crónica general de España, libro IX, cap. XII (1575).
  6. Enrique Flórez: España sagrada, vol. III, cap. II (1748).
  7. Enciclopedia católica.
  8. Alonso de Villegas: Flos sanctorum, día 4 de octubre (1580).
  9. Juan de Mariana: Historia general de España, libro IV, cap. III (1592).
  10. Juan de Marieta: Historia ecclesiastica y flores de Santos de España, libro VI, cap. I (1594).
  11. Gregorio López Madera: Discursos de la certidumbre de las reliquias descubiertas en Granada desde el año 1588 hasta el de 1589, p. 133 (1601).
  12. Diego de Valdés: De dignitate regum regnorumque Hispaniae, cap. VI, nº 26 (1601).
  13. Francisco de Padilla: Historia ecclesiastica de España, parte I, cap. XXII (1605).
  14. Luis de Urreta: Historia eclesiastica, política, natural y moral, de los grandes y remotos reynos de la Etiopia, p. 540 (1610).
  15. Fray Juan de la Puente: La conveniencia de las dos monarquías católicas, la de la Iglesia Romana y la del Imperio español, libro I, cap. VII, § 3 (1612).
  16. Bartolomé Cairasco de Figueroa: Templo militante, flos sanctorum y triumphos de sus virtudes (1615).
  17. Benito de Peñalosa y Mondragón: Libro de las cinco excelencias del español que despueblan a España para su mayor potencia y dilatacion, p. 48 (1629).
  18. «Sanctus Hierotheus natione hispanus (quem a Paulo conversum discipuli sui Dionisii gloria clarum fecit) ad Hispanias se contulit. Prius episcopus atheniensis, post Segovia in arevacis episcopus sanctitate mirandus habetur». En Flavi Luci Dextri V.C. Omnimodae historiae, anno 71, anotado por Rodrigo Caro.
  19. «Macer Hierotheus, hispanus, empuritanus, olim sub imperatore Tiberio Tarraconensis gubernator, perrexit anno 45 Cyprum: ubi Paulum audiens, conversus est ad fidem, et eum secutus est». En Luitprandi adversaria, parr. 236.
  20. «Scholae theologicae fuerunt hoc anno, ut olim fuerant sub sanctissimis pontificibus Hierotheo & Dionysio Areopagita». En Iuliani Petri ... Chronicon cum eiusdem Aduersariis, anno 108.
  21. «Ex genere hispanus nascens, fuit Astigis urna...», reproducido por Juan Tamayo de Salazar: Commemoratio omnium sanctorum Hispanorum, día 16 de julio.
  22. Hauberti hispalense monachi benedictini chronicon, años 63 y 71.
  23. Chronicon de Liberato gerundense, año 65.
  24. Tomás Bravo de Mendoza: Invencion felicissima de la cabeza del divino Hierotheo hallada a cinco de abril del año de MDCXXV en el monasterio de Nuestra Señora de Sandoval de la Orden del glorioso Padre S. Bernardo (Pincia, 1625).
  25. Invención moderna de la cabeza de San Jeroteo (1915).
  26. a b Adán Centurión, marqués de Estepa: Vida de S. Hierotheo, obispo de Segovia (1630).
  27. a b Rafael Frechel del Castillo: Oración del divino Hyerotheo, sol español en la esphera de Grecia (1662).
  28. Urbano VIII: Pro Fl. L. Dextro.
  29. Francisco de Bivar: Chronicon omnimoda historia Fl. L. Dextri. Commentarius, p. 166 (1627)
  30. Alfonso Sánchez: De rebus Hispaniae anacephalaeosis, libro II, cap. II (1634).
  31. Martín Carrillo: Annales y memorias cronologicas, fo. 77r (1634).
  32. Rodrigo Méndez Silva: Población general de España, p. 13 (1637)
  33. Jerónimo de San José: Historia del venerable padre Fr. Juan de la Cruz, p. 624 (1641).
  34. Gil González Dávila: Teatro eclesiastico de las iglesias metropolitanas y catedrales de los reynos de las dos Castillas, vol. I, p. 532 (1645).
  35. Tomás Tamayo de Vargas: Novedades antiguas de España, p. 85 (1624).
  36. a b Diego de Colmenares: Historia de la insigne ciudad de Segovia, tomo I, cap. IV (1637).
  37. Manuel Marcillo: Crisi de Cataluña hecha por las naciones estrangeras, p. 284 (1684).
  38. Martín de Roa: Ecija sus santos, su antigüedad eclesiastica i seglar, libro II, cap. IV (1629).
  39. Antonio Quintanadueñas: Santos de la ciudad de Seuilla y su Arçobispado, p. 243 (1637).
  40. Francisco de Bilches: Santos y santuarios del Obispado de Iaen y Baeza, p. 21 (1653).
  41. Martín Ximena Jurado: Catálogo de los obispos de las iglesias catedrales de la diócesis de Jaén, p. 20 (1654).
  42. Nicolas Caussin: La Corte Santa, tomo IV, p. 255 (1645).
  43. Juan de Villafañe: Compendio histórico en que se da noticia de las imagenes de María Santissima en los santuarios de España, p. 230 (1726).
  44. Diego de Silva y Pacheco: Historia de la imagen sagrada de Mª Santísima de Valvanera, parte I, cap. VII (1679).
  45. Pedro Fernández de Monjaraz: [Panegirica descripcion del milagroso aparecimiento de Nuestra Señora de Nieva], cap. XVIII. (1669).
  46. M.ª Teresa Cortón de las Heras: Iconografía mariana de la provincia de Segovia (1993).
  47. Adán Centurión: Información para la historia del Sacro monte, pp. 13 (1632).
  48. Diego de Colmenares: Portada de la Historia de la insigne ciudad de Segovia (1637), grabado de Diego de Astor.
  49. Francisco Cepeda: Resumpta hístorial de España, desde el diluvio hasta el año de 1642, p. 5 (1654). Cepeda lo toma de Pierre Halloix.
  50. Ildefonso Rodríguez, p. 15.
  51. Juan Román y Cárdenas: Noticias genealogicas del linage de Segovia, p. 101.
  52. Andrés Gómez de Somorrostro: El acueducto y otras antigüedades de Segovia, p. 239.
  53. Diego Ortiz de Zúñiga: Annales eclesiasticos, y seculares, de la ... ciudad de Sevilla, p. 373.
  54. Así consta de un oficio remitido por el cabildo de Segovia a la Sagrada Congregación de Ritos: Archivo documental español, tomo XXIII, p. 23.
  55. Gaspar Ibáñez de Segovia: Discurso histórico por el patronato de San Frutos contra la supuesta cathedra de San Hierotheo en Segovia (1666). El texto de la cita en p. 200.
  56. Andrés García de Molina: Discurso historico juridico contra el intitulado Hauberto Hispalense, p. 36 (1669). Cuando García escribía estas líneas, todavía faltaba la parte más recia de la controversia.
  57. Cristóbal de Moya: Tratado apologetico en favor de la cathedra de San Hierotheo en Segovia (1666). El texto de la cita en p. 19.
  58. Diego Escolano y Ledesma: Edicto para la celebración de la fiesta y rezo de S. Hierotheo y otros santos en Segovia y su obispado.
  59. Carta del marqués al obispo sobre la ubicacion de Segovia, incluida en el Chronicon, p. 709. La reseña de A. Gómez Somorrostro en op. cit, p. 152.
  60. Diego Escolano: Chronicon sancti Hierothei (1667).
  61. Gregorio de Argaiz: Corona real de España fundada en el credito de los muertos, y vida de San Hyeroteo, obispo de Atenas y Segovia (1668).
  62. Argaiz: Poblacion eclesiastica de España, p. 106 (1668).
  63. Nicolás Antonio: Censura de historias fabulosas, p. 104 (1672, publicado en 1742).
  64. Fernando Díaz Esteban reproduce la carta de apoyo de Nicolás Antonio al marqués de Agrópoli en La duquesa de Aveiro, BRAH, tomo CCIV, nº II.
  65. Gaspar Ibáñez de Segovia: Disertaciones eclesiásticas por el honor de los antiguos tutelares contra las ficciones modernas (1671).
  66. Gregorio de Argaiz: Instrucción histórica para las disertaciones seculares, en defensa de las antigüedades eclesiásticas y monásticas de España (1675).
  67. Luis de Salazar y Castro: Examen castellano de la crisis griega, p. 70 (1736).
  68. Enrique Flórez, Manuel Risco: España sagrada.
  69. José Godoy Alcántara: Historia crítica de los falsos cronicones.
  70. Diego Velasco: Oración inaugural para la renovacion de los estudios del Real Colegio de cirugía de Barcelona, p. 16 (1771).
  71. Jean Croiset: Año cristiano, día 4 de octubre (1854).
  72. Mariano Saez Y Romero: Las calles de Segovia, p. 161 (1918).
  73. Ildefonso Rodríguez y Fernández: San Jeroteo, obispo de Segovia (1915) y La toca de la Santísima Virgen, pp. 84 y ss (1921).
  74. Diócesis de Segovia.
  75. Zoquejo.com: La Plaza de San Geroteo ahora es la Plazuela de la Madre Cándida Archivado el 5 de marzo de 2016 en Wayback Machine., 31 de mayo de 2011.
  76. Miguel Salvá, Pedro Sainz de Baranda: Calendario español, en CODOIN, XXII, p. 262 (1853).