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- El pensamiento conservador es, por definición, una actitud ante el mundo más que una doctrina. Esta se caracteriza por una desconfianza contra toda acción humana deliberada, contra todo cambio que no se establezca gradualmente convirtiéndose en tradición, y esto siempre y cuando sea en concordancia con las tradiciones pasadas positivas, ya que se las considera valiosas, bien sea por su selección histórica y comunitaria, o por sus orígenes religiosos trascendentes contra cualquier humanismo antropocéntrico. Tal toma de posición es intrínsecamente contraria tanto a los movimientos sociales revolucionarios de tendencia igualitaria o radical, como a las teorías de un proceso histórico que defina cuál es el verdadero rumbo hacia el futuro tomando como referencia el progreso de algún elemento histórico (ciencia, tecnología, aumento de la riqueza, fomento de la igualdad, etc.). En este sentido el marxismo es contrario al conservadurismo que per se ya no tolera la sociedad moderna basada en el cambio continuo que le dio origen.Algunos autores conservadores autoritarios definen como ideal un punto presente de la historia a pesar de que esta ya esté basada en un cambio ahistórico no basado directamente en la tradición sino en su reconstrucción estereotipada, y estos tienden a convertir en valor a conservar los elementos estables que encuentran dentro de la sociedad moderna: la familia burguesa, el Estado-nación, etc. En su variable reaccionaria, el conservadurismo toma la forma de un y un intento de dar marcha atrás hacia un estadio ideal ubicado en el pasado desde el cual se desciende hasta el presente, salvo que consista en una teoría inversa del desarrollo (visión negativa de la tecnología, de los movimientos productivistas, de las tendencias igualitarias, etc.). En los casos en que la actitud reaccionaria se convierta en una versión inversa al progresismo historicista, el marxismo puede llegar a tener puntos en común e incluso de acuerdo: en vez de un estadio ideal abandonado por el ascenso progresivo y acumulativo de un bien (v.g. tecnología) que provoque conflictos revolucionarios hasta una crisis final que retorne a una versión superada de dicho ideal, el historicismo reaccionario tendría un comienzo y un final similar pero con una transición signada por el descenso progresivo hacia el mal mediante conflictos similares. Entre los autores conservadores, cuya posición tiene sentido desde el comienzo de la modernidad dentro de un ámbito de cambio constante, se puede contar a Edmund Burke, José Ortega y Gasset, Michael Oakeshott y Russell Kirk. Entre los conservadores filo-nacionalistas a Hilaire Belloc y Ernst Junger. Entre los tradicionalistas e incluso "reaccionarios" a Joseph de Maistre, Louis de Bonald, Chesterton, Dostoyevski, T.S. Eliot, Max Weber, Robert Nisbet, Thomas Molnar, y , sin que necesariamente en todos los casos se llegue al extremo milenarista.De todas estas corrientes, los autores contemporáneos han dedicado alguna parte de su trabajo en analizar críticamente al marxismo con los mismos fundamentos con los que se acusa a la modernidad en general. Su posición sobre la propiedad es pocas veces un elemento a contar entre las motivaciones, ya que solo los conservadores modernos defienden la propiedad capitalista, los tradicionalistas solo la propiedad privada contra la gran propiedad libre, y los reaccionarios la limitada e interdependiente propiedad feudal contra la individuación burguesa. Siendo las diferencias con el progresismo nucleares al pensamiento conservador, las diferencias con el marxismo son generalmente filosóficas. Para los conservadores y reaccionarios, la idea marxista de que la filosofía se supere a sí misma intentando "cambiar la realidad en vez de entenderla" solo tiene sentido si hay algo fijo en la realidad que evolutivamente posibilite el cambio (que entonces debe ser entendido), y que no pueda ser sometido al voluntarismo revolucionario, aunque más no sea por los medios necesarios para que este se lleve a término. Incluso dentro del marxismo, las "leyes del cambio histórico" ya son constantes que hay que descubrir y a las que hay que someterse para poder cambiar el mundo (el mundo salvo esas mismas leyes, al menos a priori) en el sentido que se supone solo puede dirigirse el hombre en la historia. El conservador diferencia lo contingente del carácter necesario de lo contingente (v.g. diferenciar "poder superar la gravedad y sacar algo de la gravedad de la tierra con otras leyes físicas" de "poder superar la ley de gravedad y cambiarla por otra"), y esto es a la vez un punto de contacto y de conflicto con la filosofía dialéctica que fundamenta el movimiento marxista, y que implica una visión casi panteísta del materialismo. (es)
- El pensamiento conservador es, por definición, una actitud ante el mundo más que una doctrina. Esta se caracteriza por una desconfianza contra toda acción humana deliberada, contra todo cambio que no se establezca gradualmente convirtiéndose en tradición, y esto siempre y cuando sea en concordancia con las tradiciones pasadas positivas, ya que se las considera valiosas, bien sea por su selección histórica y comunitaria, o por sus orígenes religiosos trascendentes contra cualquier humanismo antropocéntrico. Tal toma de posición es intrínsecamente contraria tanto a los movimientos sociales revolucionarios de tendencia igualitaria o radical, como a las teorías de un proceso histórico que defina cuál es el verdadero rumbo hacia el futuro tomando como referencia el progreso de algún elemento histórico (ciencia, tecnología, aumento de la riqueza, fomento de la igualdad, etc.). En este sentido el marxismo es contrario al conservadurismo que per se ya no tolera la sociedad moderna basada en el cambio continuo que le dio origen.Algunos autores conservadores autoritarios definen como ideal un punto presente de la historia a pesar de que esta ya esté basada en un cambio ahistórico no basado directamente en la tradición sino en su reconstrucción estereotipada, y estos tienden a convertir en valor a conservar los elementos estables que encuentran dentro de la sociedad moderna: la familia burguesa, el Estado-nación, etc. En su variable reaccionaria, el conservadurismo toma la forma de un y un intento de dar marcha atrás hacia un estadio ideal ubicado en el pasado desde el cual se desciende hasta el presente, salvo que consista en una teoría inversa del desarrollo (visión negativa de la tecnología, de los movimientos productivistas, de las tendencias igualitarias, etc.). En los casos en que la actitud reaccionaria se convierta en una versión inversa al progresismo historicista, el marxismo puede llegar a tener puntos en común e incluso de acuerdo: en vez de un estadio ideal abandonado por el ascenso progresivo y acumulativo de un bien (v.g. tecnología) que provoque conflictos revolucionarios hasta una crisis final que retorne a una versión superada de dicho ideal, el historicismo reaccionario tendría un comienzo y un final similar pero con una transición signada por el descenso progresivo hacia el mal mediante conflictos similares. Entre los autores conservadores, cuya posición tiene sentido desde el comienzo de la modernidad dentro de un ámbito de cambio constante, se puede contar a Edmund Burke, José Ortega y Gasset, Michael Oakeshott y Russell Kirk. Entre los conservadores filo-nacionalistas a Hilaire Belloc y Ernst Junger. Entre los tradicionalistas e incluso "reaccionarios" a Joseph de Maistre, Louis de Bonald, Chesterton, Dostoyevski, T.S. Eliot, Max Weber, Robert Nisbet, Thomas Molnar, y , sin que necesariamente en todos los casos se llegue al extremo milenarista.De todas estas corrientes, los autores contemporáneos han dedicado alguna parte de su trabajo en analizar críticamente al marxismo con los mismos fundamentos con los que se acusa a la modernidad en general. Su posición sobre la propiedad es pocas veces un elemento a contar entre las motivaciones, ya que solo los conservadores modernos defienden la propiedad capitalista, los tradicionalistas solo la propiedad privada contra la gran propiedad libre, y los reaccionarios la limitada e interdependiente propiedad feudal contra la individuación burguesa. Siendo las diferencias con el progresismo nucleares al pensamiento conservador, las diferencias con el marxismo son generalmente filosóficas. Para los conservadores y reaccionarios, la idea marxista de que la filosofía se supere a sí misma intentando "cambiar la realidad en vez de entenderla" solo tiene sentido si hay algo fijo en la realidad que evolutivamente posibilite el cambio (que entonces debe ser entendido), y que no pueda ser sometido al voluntarismo revolucionario, aunque más no sea por los medios necesarios para que este se lleve a término. Incluso dentro del marxismo, las "leyes del cambio histórico" ya son constantes que hay que descubrir y a las que hay que someterse para poder cambiar el mundo (el mundo salvo esas mismas leyes, al menos a priori) en el sentido que se supone solo puede dirigirse el hombre en la historia. El conservador diferencia lo contingente del carácter necesario de lo contingente (v.g. diferenciar "poder superar la gravedad y sacar algo de la gravedad de la tierra con otras leyes físicas" de "poder superar la ley de gravedad y cambiarla por otra"), y esto es a la vez un punto de contacto y de conflicto con la filosofía dialéctica que fundamenta el movimiento marxista, y que implica una visión casi panteísta del materialismo. (es)
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- El pensamiento conservador es, por definición, una actitud ante el mundo más que una doctrina. Esta se caracteriza por una desconfianza contra toda acción humana deliberada, contra todo cambio que no se establezca gradualmente convirtiéndose en tradición, y esto siempre y cuando sea en concordancia con las tradiciones pasadas positivas, ya que se las considera valiosas, bien sea por su selección histórica y comunitaria, o por sus orígenes religiosos trascendentes contra cualquier humanismo antropocéntrico. Tal toma de posición es intrínsecamente contraria tanto a los movimientos sociales revolucionarios de tendencia igualitaria o radical, como a las teorías de un proceso histórico que defina cuál es el verdadero rumbo hacia el futuro tomando como referencia el progreso de algún elemento hi (es)
- El pensamiento conservador es, por definición, una actitud ante el mundo más que una doctrina. Esta se caracteriza por una desconfianza contra toda acción humana deliberada, contra todo cambio que no se establezca gradualmente convirtiéndose en tradición, y esto siempre y cuando sea en concordancia con las tradiciones pasadas positivas, ya que se las considera valiosas, bien sea por su selección histórica y comunitaria, o por sus orígenes religiosos trascendentes contra cualquier humanismo antropocéntrico. Tal toma de posición es intrínsecamente contraria tanto a los movimientos sociales revolucionarios de tendencia igualitaria o radical, como a las teorías de un proceso histórico que defina cuál es el verdadero rumbo hacia el futuro tomando como referencia el progreso de algún elemento hi (es)
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