España y Estados Unidos: Conferencias
Y
ESTADOS UNIDOS
Función dada en el Teatro de la Victoria el 2 de Majo de 1898
bajo el patracinio del Club Español de Buenos Aires, a beneficio de la Suscripeión Nacional Española
CONFERENCIAS
DE LOS SEÑORES
Dr. ROQUE SÁENZ PEÑA, PAUL GROUSSAC
Y
Dr. JOSÉ TARNASSI
Prólogo del Dr. SEVERIANO LORENTE
BUENOS AIRES
Compañía Sud-Americana de Billetes de Banco
Chile 263 y San Martín 156
1898
Satisfacción grandísima constituirá para nosotros,
mientras vivamos, el recuerdo de esa noche
memorable, al considerar que, cuando la adversidad
acumula obstáculos formidables en nuestro
camino, hay al lado nuestro voces amigas que
nos animan á desbaratarlos y manos leales dispuestas
á enjugar nuestras frentes inundadas
por el sudor del esfuerzo.
Una serie de convencionalismos hipócritas y absurdos impide á los pueblos su intervención en la contienda armada de dos países que se resuelven á despedazarse: los gobiernos no inquieren de qué parte está el derecho y de cuál otra la temeridad. Espectadores impasibles de un drama de fuerza, se proclaman neutrales y prohiben á sus súbditos toda participación en el cruento duelo: pero la presión de las leyes, que son obra de los hombres, no bastará á sofocar nunca la difusión de los sentimientos, que son atributo legítimo de la naturaleza; y poco importa que los poderes intenten comprimirlos si en el alma de los pueblos hay la fuerza expansiva suficiente para manifestarlos.
Oficialmente, la República Argentina, Francia é Italia son neutrales en la inicua guerra á que se nos ha provocado; pero, efectivamente, la opinión de esas naciones está con nosotros. El doctor Sáenz Peña, el señor Groussac y el doctor Tarnassi, dignísimos heraldos de esos afectos, lo han demostrado, y su participación en la velada del 2 de mayo obliga dulcemente nuestro respeto, nuestro cariño y nuestra gratitud. Tratárase de otros ciudadanos cualesquiera, y nuestro reconocimiento sería muy grande; tratándose de tan conspicuos campeones, tiene que ser mayor. Porque, á despecho de la forzada nivelación que á las multitudes quieren imponer las democracias, violentando designios inmutables, siempre existirán diferencias entre los hombres, y los hombres superiores constituirán una clase escogida, que en unos pueblos las leyes ó la tradición, en otros la conciencia pública, calificarán de aristocracia. Pues bien; los colaboradores de nuestra patriótica velada no son representantes anónimos de otras tantas naciones: son una diputación de la nobleza latina del pensamiento, unos verdaderos títulos de la aristocracia intelectual con grandeza de primera clase, cuyos nombres constan en la Guía de forasteros de la cultura suramericana.
Y no solamente representan su voluntad y su pensamiento: son también la expresión del pensamiento y la voluntad de los pueblos en que han nacido, que, á su vez, constituyen la aristocracia de las naciones.
Ya sé que no ostentan actas ni credenciales, pero no importa la ausencia de tan triviales formalidades. Las sociedades políticas se hacen representar en el extranjero por agentes diplomáticos; el genio de los pueblos se acredita mediante embajadores intelectuales.
Mientras Francia necesita sostener en Europa quince legaciones, Víctor Hugo la representaba á un tiempo en dos continentes; mejor que todas las embajadas, nos ha representado Echegaray con su teatro triunfante en medio mundo; mejor, mucho mejor que todos los ministros enviados á la Casa Blanca, representó en Wáshington á Sur América el doctor Sáenz Peña, cuando en el Congreso panamericano opuso al codicioso y grosero estribillo de Monroe el generoso concepto de «América para la humanidad».
No, no son medianías vulgares los conferenciantes del Victoria: son los escogidos de la intelectualidad latinoamericana; y si la causa que han defendido era digna de ellos, ellos se han mostrado dignos de la causa. No han hecho lo que ciertos espíritus eclécticos, catedráticos en el arte cisoria de los afectos humanos, que con pereza de juicio ó de voluntad para examinar un problema de derecho internacional simplicísimo, han preferido proceder con injusticia distributiva, repartiendo por igual sus simpatías entre las partes litigantes, inventando una monstruosidad repulsiva y absurda: el hermafrodismo del corazón. Nuestros paladines se han portado con varonil entereza: pensadores serenos, observadores desinteresados, han visto bien el asunto, y en su sentencia se han inclinado proindiviso, con todo el corazón, con el alma entera, al campo de la justicia y del derecho, ofreciéndonos el calor de sus ideas, el aliento de su pecho amigo, las vibraciones de su cerebro y los latidos de su corazón.
Si fuéramos yankees, si hiciésemos la guerra infame de la expoliación violenta, si nos entregásemos al robo geográfico en cuadrilla, el concurso de los ilustres talentos no merecería la pena de nuestra estimación, ya que ni nos traen millones de dollars, ni miles de hombres, ni baterías de cañones, ni puñados de telegramas mendaces. Pero somos españoles; no peleamos por la adquisición de miserables riquezas; nos batimos por uno de esos estímulos que el poeta francés llamó con intencionada ironía PREJUICIOS GÓTICOS; luchamos para mayor esplendor de un lirismo que sólo comprenden los pueblos de nuestra noble rasa; cedemos á las sugestiones del honor y de la gloria; vivimos la vida del espíritu, demostrando que el hombre es algo más que un animal mamífero, y quienes así piensan y obran sin vacilaciones ni arrepentimientos, agradecen mucho más que el concurso de los factores materiales, la contribución insuperable del pensamiento, nervio del alma y alma de la humanidad.
La participación de nuestros hermanos de raza en las ansias que nos devoran, no es el efecto de una consigna pasada entre asociados que se agrupan con sórdida adhesión para defender intereses materiales amenazados; su presencia en la arena donde se lucha por el triunfo de las ideas, es el resultado inmediato del peligro que amaga los prestigios de una familia en desgracia, y ante cuyo solo anuncio acuden todos los consanguíneos, dispuestos á velar por el esplendor y la honra de su común estirpe.
Porque la guerra suscitada por los apetitos de un pueblo concupiscente y codicioso, no es un fenómeno aislado en que se revela el antagonismo ocasional de conveniencias concretas, producido de buena fe entre litigantes que se consideran con igual derecho á la posesión de la cosa PRÓLOGO apetecida. Es algo más que todo eso: es el episodio de una lucha gigantesca que se propone afectar al porvenir del mundo ; es un combate aislado en la guerra secular que se hacen dos razas incompatibles ; es el ataque por sorpresa a la seguridad de una familia a quien se odia porque se la envidia ; es la escaramuza de una campaña incesante sostenida por los pueblos a quienes entristece la niebla, contra los pueblos a quienes alegra el sol ;es la competencia brutal y cínica de una raza a quien Dios negó las delicias del suelo, entablada contra la raza a quien Dios entregó los mejores pedazos de este mundo ; es la lucha tenaz de los que se aburren en latitudes desesperadas por la desolación de sus ingratos yermos, contra los que se divierten gozando las dulzuras de una naturaleza próvida, bondadosa y risueña; es el combate de los que amenizan sus melancolías emborrachándose con el jugo de las gramíneas substraídas a la alimentación de las bestias, contra los que subliman su felicidad aspirando el zumo de las uvas arrebatadas a los dioses; es la lucha del alcohol amílico y destructor y ponzoñoso , que degrada y embrutece predisponiendo al crimen y al suicidio, con el alcohol etílico, generador de la alegría sana, inspirador de la poesía meridional, del bullicio inocente y de las expansiones más regocijadas del ánimo ; es la rivalidad celosa manPágina:España y Estados Unidos Conferencias.djvu/15 Página:España y Estados Unidos Conferencias.djvu/16 Cuando se construye un túnel internacional y los obreros que han emprendido la obra desde puntos opuestos ven caer la última porción del obstáculo que los separaba, se produce una escena de alegría conmovedora. No se conocen; quisa no se entienden; pero la solidaridad del esfuerzo común les ha ligado con robustos vínculos; y al verse, les invade ese júbilo que acompaña á todos los éxitos difíciles y honrados. Así es que unos caen en brazos de otros y se estrechan entusiasmados por la magnitud de la victoria alcanzada en las entrañas mismas de la tierra que tantas veces había amenazado tragárselos.
Los hermanos nuestros de raza, que vienen trabajando desde sus posiciones respectivas en el mismo túnel que nosotros fraguamos, se han encontrado anteanoche con nosotros. Al ver que la causa española se ha abierto una amplia vía bajo la pesada montaña de calumnias y prejuicios que quería aplastarla; al ver que los trabajadores del pensamiento nos han ayudado en este triunfo moral, que es un signo de progreso, nosotros los saludamos con efusión de cariño y les tendemos los brazos abiertos... tan abiertos como lo están nuestros corazones á todos los sentimientos de lealtad, de gratitud y de justicia.
DEL
Dr. Roque SÁENZ PEÑA
Señoras y señores:
El debate internacional de nuestros días, no gravita, en su actualidad conmovedora, sobre la independencia de una Antilla. La intervención, ha transformado la causa, el ultimátum ha desgarrado la bandera, confundiendo en una injuria á las dos soberanías: á la que aspira á nacer, y á la que exige para su honor
tradicional, el reconocimiento y los respetos del universo cristiano.
firmeza y de moderación, de honor sin mengua, de sacrificio y de valor sin tasa ni reservas, es, á la vez, revelación y denuncia del plan capitolino. Cuba ha debido ser libre, lo repito, si esa libertad no se buscara en este momento histórico, por el camino de la humillación y del ultraje á la nación española: ultraje que no le infieren las disensiones internas, entre insurgentes y peninsulares, sino los actos insólitos de una política invasora, que acecha desde la Florida los anchurosos senos del golfo de Méjico, para nutrir en ellos sensuales expansiones territoriales y políticas; sueños de predominio, que aspiran á gravitar pesadamente en la vasta extensión de este hemisferio. Pero habré de repetir lo que ya he dicho: si lo infinito no cabe en lo finito, tampoco lo universal entra en lo humano. Las fronteras son la prosa del ideal hegemónico, como los hitos son agujas punzadoras que erizan el lecho del ensueño. Esa línea invisible é imaginaria, que divide y fragmenta la especie humana, se convierte por creación del derecho, en poderoso muro de contención, sostenido por naciones bien dispuestas á defender su independencia bajo el escudo impenetrable de las soberanías; este término, designa las protecciones jurídicas, con que el derecho de gentes confunde á débiles y á fuertes; y no previene tan sólo la invasión material del territorio, sino que auspicia derechos de orden político y moral, que emergen de la soberanía misma, de esa mezcla de honor y de interés, de dogma y fe, de amor y religión, que no admite depresión ni vilipendio, porque tiene resuelto, de antemano, su problema de ser ó no ser. Ese fuero intangible é inmaculado, que enciende los excesos del estado de guerra y hace olvidar el ego del nativo para sucumbir al nos de la individualidad nacional, goza de protecciones definidas que se condensan en otra fórmula legal, bajo el principio de la no intervención.
Es esta la doctrina que el derecho internacional ha consagrado, cimentando sobre ancha y sólida base la coexistencia inmune de razas y de pueblos en la vida de relación de los Estados; y son estos los principios que el Congreso Federal ha demolido, no con fundamentos, ni con razones legales que puedan tener acceso á una discusión científica, sino con actos de poder y de fuerza, impuestos y transmitidos al mundo civilizado por la voz de los cañones.
Considerados estos actos á la luz de los principios del derecho de gentes, nos ofrecen la intervención como premio, por actualidad el bombardeo, y por solución apetecida la anexión, que es el trámite artero de la conquista: vocablo incomprensible para la civilización contemporánea y para el derecho público, que es, en su esencia, racional y jurídico. La conquista es la fuerza, ley del bruto é ignominia del hombre, cuando no la comprimen el derecho y la moderación, que es la hidalguía de la fuerza misma; es el bandolerismo de las naciones, es el asalto á las soberanías, despojo sin proceso, crimen sin juez, que insulta al cielo y enrojece la tierra con sangre y con rubor!
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Os presento este canto, fruto del alma, y vengo á entregar, en ofrenda de amor, sobre el altar de España, el decasílabo guerrero de Italia:
Giunge un suono d'orrenda minaccia,
Si contrista dei cieli la faccia,
Nero giace ed immobile il mar.
Non udite quel grido esecrando?
È il colosso rapace del Norte,
Che alle ingiurie si crede già forte
E già crede suo dritto il predar.
Página:España y Estados Unidos Conferencias.djvu/79 Non importa, nell'ora tremenda,
Saprà Spagna morire: non cede;
Nè, dispera, o sorelle, essa ha fede,
Che al suo Genio congiunte vi sa.
E qualunque destino l'attenda,
Alla Storia essa ha dato parola;
Se fra tante germane fia sola,
Sola Spagna al certame starà.
L'han sorpresa nel dì del dolore,
Contristata fra lacrime e sangue:
Non importa, la Spagna non langue,
Se d'onore l'appello s'udì.
Già nell'ira ritrova ogni ardore
La minaccia sul labbro le suona,
Tutta s'erge la fiera persona.....
O mia Spagna, sei bella così!
Presso al trono che Carlo tenea,
Sta una augusta Signora pensosa,
E l'ardito Fanciul, che vi posa,
Chiede l'armi che regger non può.
Non importa, quel trono è l'idea:
Sulla parvola fronte gemmata
Splende il lampo che vinse a Granata
E a Lepánto l'Europa salvò.
Ascoltate! Alle sierre ed ai piani
Il Leon di Castiglia ha ruggito,
E dappreso o lontan l'hanno udito
Tutti i figli di Spagna in furor.
Corron tutti, tendendo le mani,
A immolare con ansia affannata,
Sull'altar della patria adorata
Tutto il sangue, ogni bene, ogni amor!
O bandiere di Spagna spiegate!
Quella fiamma che a Grecia strappava,
E a noi Roma in retaggio lasciava,
Belle insegne vi seguita a vol.
Vi son l'arte e la scienza sposate,
V'è l'ardire d'ogni opra divina,
V'è il pensier della razza latina,
Fra le pieghe del drappo spagnol.
Va! dei secol t'affida la gloria,
E se il fato prepari sventura,
Ergi sempre la fronte sicura,
Chè di Spagna non muore l'onor.
Ed attonita ancora la Storia
Rivedría per l'Iberico suolo,
Un Pelayo per ogni spagnolo,
D'ogni sasso risorger un cor.
Ma il reo dubbio disperdano i venti:
Scendi, o Spagna, al cimento solenne,
Va, t'incalza la forza perenne,
Che quest'ora di Maggio ti diè.
Salve, o trombe di guerra irrompenti,
Salve, o balda figliuola di Roma,
Già l'alloro ti cinge la chioma.
Chè il Dator di vittorie è con tè!